La convivencia en pareja es un antídoto necesario para encontrarse con la realidad ante un proceso de idealización y enamoramiento. Siempre hemos oído eso de que el amor es ciego, es algo que se dice sobre todo por cómo idealizamos en el proceso de enamoramiento. Sin embargo, no hay nada más poderoso para combatir esa idealización que una buena dosis de realidad, y cuál mejor que la de la convivencia.
Son muchas las personas que se quedan atrapadas en el amor romántico en el inicio del enamoramiento, cuando todo se ve color de rosa, y cualquier defecto se vuelve algo admirable. La idealización es una etapa en la que todas las virtudes del ser amado se magnifican y los defectos son indiferentes. Tenemos la certeza de que esa persona encaja perfectamente en el perfil de lo que siempre hemos querido, y de lo que siempre hemos estado esperando que llegara. En este punto, es como vivir con una venda en los ojos viendo solo lo que nos interesa ver.
¿Te has quedado atrapado en la idealización?
Si has estado enamorado sabes muy bien en qué consiste este proceso de idealización, cómo se magnifica todo, la intensidad con la que se vive y como de una manera u otra con el tiempo acabamos volviendo a la realidad. Cuando la idealización ha sido muy fuerte y está en desajuste con respecto a lo que es la otra persona, entonces aparece el conflicto y la decepción.
Si la idealización acerca de la otra persona, no se aleja mucho con respecto a lo que es la otra persona, entonces podremos acceder a un amor más maduro, viendo la realidad y aceptándola cómo es. El amor consiste en esto, en poder aceptar a la otra persona tal y como es sin tener taparnos los ojos y ponerle lo que a nosotros nos gustaría que fuera.
La idealización antes o después va disminuyendo conforme vamos conociendo a la otra persona en profundidad. Quedarse atrapado en la idealización significa que no puedes avanzar con esa persona, dar pasos de compromiso y de conocimiento, viendo cómo es su día a día en situaciones cotidianas. Y en el momento que esto sucede te decepcionas, no es lo que esperabas, y entonces vas en busca de otra persona para seguir manteniendo la idealización de alguien que solo existe en tu ideal.
La convivencia te empuja hacia el amor
La convivencia en pareja es una experiencia que nos lleva directamente a la realidad, a conocer a la otra persona en todos sus aspectos, tanto los agradables como los que nos resulten más desagradables. Esto es una oportunidad para el compromiso y para alcanzar el amor maduro.
Bajo la situación de la convivencia con la persona con la que queremos estar, aprendemos valores tan importantes juntos como: la comunicación, el respeto, la aceptación, compartir; y a empatizar, comprendiendo que estamos frente a un ser único que representa mucho más que la idealización.
Muchas parejas tras largos periodos de noviazgo y de relaciones a distancia, cuando han tenido que dar el paso de la convivencia, se han dado cuenta de que están con una persona muy diferente a lo que creían, y esto supone una frustración y una decepción que hace que la relación pueda dejar de funcionar y acabe por romperse definitivamente. O puede suceder que ambas personas se adapten a la nueva realidad y afronten la idealización dando el paso fundamental que les lleve a la realidad del amor.
Que se produzca una situación u otra depende de lo fuerte que sea la idealización y de lo que se alejen esas personas al ideal creado. Cuando al ver a la otra persona en otros contextos comprobamos que no tiene nada que ver con la imagen que nos habíamos creado de ella, y muchos de sus valores y comportamientos son diferentes a lo que pensábamos, nos encontramos de repente frente a una persona extraña, y todo lo que representaba para nosotros solo estaba en nuestra cabeza con la imagen que habíamos creado.
Desengancharse de las idealizaciones
Esto no es culpa ni de la otra persona ni nuestra, es simplemente una tendencia de cómo entendemos y hemos aprendido lo que es el amor romántico, creando imágenes sobre nuestro ideal del amor. Romper con esta tendencia requiere de madurez a la hora de afrontar las relaciones de pareja, de aprender a conocer y aceptar a la otra persona.
Desengancharse de la idealización es importante para que mantengamos relaciones de pareja estables, duraderas y saludables. Supone atender a la realidad más que a nuestra imaginación, y vivir contextos con nuestra pareja que nos hagan conocerla bien desde un primer momento, para cuando se produzca el paso de la convivencia no sea un auténtico desastre.