El bruxismo o rechinar de los dientes es en la mayoría de casos una manifestación del estrés. Se trata de una práctica inconsciente que suele darse de noche; al estar durmiendo es cuando se tiene la tendencia a apretar y frotar los dientes unos con otros, ya que es cuando menos control se tiene.
Este hábito puede establecerse durante un periodo determinado de nuestras vidas, o puede pasar incluso a mantenerse aunque ya no persistan los síntomas de estrés. Por eso, es recomendable acudir a un profesional cuando aparecen los síntomas del bruxismo.
El bruxismo no solo afecta a los dientes
El estrés predispone a que se establezca un hábito de bruxismo, ya que ante situaciones de preocupación y malestar es cuando suele manifestarse, mediante tensión muscular en la mandíbula, que repercute muchas veces en dolores de cabeza, de cuello y en los músculos faciales.
Cómo se sabe cuándo se tiene bruxismo
El bruxismo al ser un hábito inconsciente, es complicado darse cuenta de la tendencia a rechinar los dientes y apretar la mandíbula, sobre todo si sucede cuando estamos durmiendo. Se sabe que tenemos bruxismo por las consecuencias, de levantarse por la mañana con dolor en la mandíbula o músculos faciales, o por una revisión de los dientes al odontólogo, que nos indique del desgaste que están sufriendo los dientes.
Cuáles son los síntomas más significativos
Las personas que tienen esta tendencia a rechinar los dientes ante el estrés se ven afectados cada vez por más síntomas con el paso del tiempo, llegando a sufrir de:
Dolores de cabeza recurrentes.
Trastornos alimentarios.
Hipersensibilidad ante alimentos fríos o calientes.
Insomnio.
Dolor de dientes y mandíbula.
Depresión.
Aumento del estrés.
Por eso es importante detectarlo cuanto antes, haciendo revisiones periódicas al odontólogo, y atendiendo a los síntomas que destacamos para acudir de inmediato a un especialista que pueda ofrecernos estrategias para acabar con esa tendencia ante la presencia de estrés.
Las recomendaciones más comunes cuando se padece de bruxismo son:
- Beber mucha agua todos los días.
- Aprender a relajar la mandíbula y los músculos faciales, detectando la tensión en el momento que se produce.
- Establecer hábitos que permitan dormir bien.
- Aprender técnicas de relajación para reducir el estrés diario.
- Realizar ejercicio y deportes que liberen de las tensiones acumuladas.
- Evitar comer alimentos duros como frutos secos o carne roja.
En casos muy graves los odontólogos utilizan unos aparatos (férulas) que sirven para proteger los dientes y disminuir la tensión que se produce en ellos cuando se tiene bruxismo.
Para prevenir este hábito lo más conveniente es acudir a un especialista de la psicología, que nos facilite recursos y herramientas para combatir el estrés y aprender a manejarlo de forma eficaz, sin que produzca conductas inapropiadas como el bruxismo.
Bibliografía consultada:
Díaz, M. M., Leache, E. B., Frías, C. F., Tobal, F. M., & Días, E. M. M. (1998). Bruxismo:(II) Evaluación y tratamiento. Revista vasca de odonto-estomatología= Odontoestomatologiaren Euskal aldizkaria, 8(4), 20-29.