En los Trastornos de Ansiedad las personas sufren al “creer” estar frente a una amenaza, ya sea física como social. A. Beck (psiquiatra estadounidense), postula que las personas que en su infancia sostienen creencias de peligrosidad exagerada (al atravesar determinadas circunstancias), son más propensas y presentan mayor vulnerabilidad frente a la ansiedad.
Estas creencias van distorsionando el grado de amenaza de ciertas situaciones, actuando a la manera de pensamientos automáticos que van invadiendo al paciente, y se activan frente a eventos vitales o situaciones críticas. El nivel de ansiedad experimentada también dependerá de la creencia en su capacidad de afrontamiento ante el peligro percibido.
Uno de los factores que conllevan al mantenimiento del pensamiento negativo es la atención selectiva. El paciente tiene mayor sensibilidad a estímulos congruentes con el peligro temido (hipervigilancia). Cambios fisiológicos y de comportamiento (conductas evitativas), también determinan el mantenimiento de la ansiedad.
¿Cuáles son los trastornos de Ansiedad?
Ataques de Pánico: crisis de angustia
Es la aparición aislada y temporal de miedo intenso, con inicio brusco, acompañado de una sensación de peligro inminente. Temblores, ahogo, opresión torácica, náuseas, aturdimiento, parestesias, escalofríos o sofocaciones. Al menos 4 de estos síntomas deben aparecer para ser categorizados de ataque de pánico. Estas personas tienden a interpretar las sensaciones corporales de una manera catastrófica (palpitaciones, mareos, falta de aliento).
La terapia apunta a identificar y cuestionar las interpretaciones distorsionadas, para concluir en una reestructuración cognitiva de las imágenes y terminar con las conductas evitativas. Se trata de desconfirmar una “muerte inminente”. Por supuesto que estas tareas son progresivas, y se realizan durante el transcurso del tratamiento.
Fobia Social: ansiedad social
Ansiedad significativa como respuesta a ciertas situaciones sociales o actuaciones en público que lleva a comportamientos de evitación por parte del sujeto. La persona siente temor de verse expuesto ante los demás en relación a sus defectos, sufriendo un escarnio. Presentan hipersensibilidad a ser sometidos a la evaluación y ser rechazado por los otros. Por lo tanto, evitan las situaciones sociales como forma de impedir el juicio negativo de los otros.
Esto se debe a que se evalúan ellas mismas de manera más negativa de lo que lo hacen los demás y presentan dificultades en su desenvolvimiento social, hasta llegar a una paralización frente al estímulo amenazante. El individuo reconoce que estos temores son irracionales y excesivos. Se diagnostica en los casos en los que los comportamientos de evitación interfieren en las actividades cotidianas, relaciones laborales y vida social; o generen un malestar significativo.
Se trabajan con el paciente técnicas de relajación y de afrontamiento, a la vez que se intenta el descentramiento del individuo (de observado a observador).
Síntomas asociados: hipersusceptibilidad a la crítica y a la valoración negativa y rechazo de los demás. Sentimientos de inferioridad, ruborización, temblores.
Ansiedad Generalizada
Es una preocupación excesiva sobre una amplia gama de acontecimientos, algunos relacionados al rendimiento académico o laboral. Ansiedad y preocupación excesivas y persistente durante un período aproximado de 6 meses. Inquietud, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y trastornos del sueño. Las preocupaciones desproporcionadas traen como consecuencia deterioros en la vida social y laboral.
Es de suponer que existen creencias nucleares que generan y mantienen los pensamientos automáticos disfuncionales, en el caso de pacientes con repetidos episodios que se sostienen a lo largo de su historia personal.
Otros trastornos de ansiedad son: la agorafobia, fobias específicas, trastornos obsesivo-compulsivos, trastornos por estrés postraumático, ansiedad debido a enfermedad médica o inducido por sustancias.
Terapia combinada con Medicación
Los medicamentos ansiolíticos son utilizados frente a una situación ansiógena, pero dañan la capacidad de afrontamiento del paciente. Existe el riesgo de la dependencia (generando la necesidad de aumentar las dosis) y la automedicación.
Frente a la ansiedad elevada, se hace indispensable la combinación de la terapia con la medicación, para que ésta se pueda llevar a cabo. Para ello, es necesario el trabajo interdisciplinario en el abordaje de estos trastornos, a fines de evaluar los avances en cada paciente en particular.
Las investigaciones han avalado el uso de la terapia cognitiva para estos padecimientos, al demostrarse válida y eficaz.
Desde la Teoría Cognitiva se sostiene que las emociones son resultado del modo en que una situación es interpretada o valorada. No son los hechos, sino la significación otorgada la que genera las emociones en los sujetos. Esta apreciación dependerá del estado de ánimo de la persona al momento de enfrentar el hecho, de las experiencias pasadas y del contexto en el que tiene lugar. La terapia cognitiva apunta a que el sujeto reconozca que hay múltiples interpretaciones de una misma situación.
La Terapia Cognitiva apela al cambio de comportamiento sólo como medio para la modificación de la cognición (procesos de recolección, procesamiento y recuperación de la información, medios para aprehender y construir la realidad en la que vivimos).