Dolor para crecer, sufrimiento para estancarse

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En dias como los que estamos actualmente, solemos utilizar las palabras dolor y sufrimiento indistintamente. El dolor podemos decir que genera sufrimiento y el sufrimiento en la mayoria de persona genera dolor, por lo que en nuestra mente ambas sensaciones están unidas indistintamente. Sin embargo, existe una diferencia sutil entre los conceptos de los que estamos hablando, una diferencia que puede marcar un gran cambio en la forma de afrontar la vida y los momentos dificiles que afrontaremos en la vida.
La principal  diferencia entre el dolor y el sufrimiento radica en la forma de enfrentar los problemas, los conflictos y las dificultades que van surgiendo a lo largo de los años. El dolor es una sensación que experimentamos cuando vivimos una situación que ha tenido un impacto negativo sobre nosotros.
Es una respuesta automática de nuestro cerebro y nuestro cuerpo ante algo que nos daño, ya sea a un nivel físico o psicológico. Así, experimentamos dolor cuando nos cortamos un dedo pero también cuando perdemos a un ser querido, cuando alguien nos humilla o nos desprecia.

Desde esta perspectiva, el dolor es una respuesta que no podemos evitar. Sin embargo, llegados a este punto, podemos elegir entre dos caminos: aceptar la existencia del dolor y enfrentarlo, o negarlo y hacer como si no existiera.En cambio, el sufrimiento es otra cosa, es el resultado de la interpretación negativa que le damos a ese dolor a lo largo del tiempo. Y en muchos casos, es precisamente ese significado lo que acrecienta el malestar. Por tanto, aunque el dolor puede ser necesario para crecer, el sufrimiento es innecesario y nos limita.Digamos que el dolor no lo podemos controlar cuando nos lo hacen o cuando  se provoca en el proceso de tu vida, pero el sufrimiento elegimos nosotros pasarlo y superarlo.

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Tener el control

La necesidad de tener el control  y de que todo salga a nuestra manera no nos deja ver las cosas tal y como son. Nos empeñamos en que sean de una determinada forma acorde a lo que nosotros creemos que debe ser o tiene que cumplir, y es así como nos volvemos exigentes ante las circunstancias que ocurren en el proceso.

Esto supone cerrar los ojos ante la realidad, dejando de adaptarnos a la situación actual, lo cual, inevitablemente, nos genera sufrimiento, ya que las cosas no van a ocurrir tal y como deseamos, y es así como la necesidad de control que hemos construido se desmorona. Se trata de ser más flexible ante los cambios, lo que los psicólogos llaman plasticidad.

Acepta que hay demasiadas cosas que escaparan de tu control y debes confiar en que todo acabará fluyendo de una forma natural.

Cambiar el pasado

No podemos cambiar el pasado. y esta fase en la que nos encontramos culpándonos de una situación ya ocurrida es una de las causas más comunes que, sobre todo, te impide vivir el momento presente. No puedes hacer ya nada con tu pasado, tan solo aprender de lo que te ocurrió. Si hay algo que no te ha gustado, has sentido que has fracasado o que te gustaría cambiar, acepta que ya no es posible. La realidad es que todo ello te ha ayudado a ver las cosas con otra perspectiva y a cultivar aprendizajes para tus futuras experiencias, saber lo que quieres y lo que no quieres. Es un proceso de vida, la experiencia te hará lo que eres.

Pensar una y otra vez, en lo que pudiste hacer o lo que podrías haber evitado, solo te sirve para no avanzar y tropezar una y otra vez con las circunstancias de tu presente. En el aquí y el ahora se encuentra el dolor por lo que has vivido que no te ha gustado, y esa es la manera responsable y madura de superar lo ocurrido. Ese dolor que tanto evitas escudándote con lo que pudiste hacer, es el que debes de afrontar para poder seguir adelante con tu vida.

La meditación y el dolor

Esta demostrado que la meditación es útil para paliar el dolor físico o corporal.

No solo los analgésicos nos evitan el dolor. Las actividades como el deporte, el sexo y sonreir, así como remedios tradicionales, como la acupuntura y la hipnosis, también reducen esa terrible sensación y la sustituyen por cierto bienestar. Y lo hacen a través del mecanismo de producción de opiáceos naturales, entre los que destacan las endorfinas que todos producimos.

En un estudio publicado en la revista Journal of Neuroscience los investigadores han llegado a la conclusión de que la meditación alivia el dolor, pero que aún no sabemos por qué. El motivo es que no parece emplear el sistema de opioides del cuerpo humano.

Ingeniero informático, actualmente CEO y propietario de las empresas psiqueviva.com. Amo escribir y leer artículos interesantes e intento proporcionárselos a los usuarios de esta plataforma.