Personalidad y Autorrealización: cómo conocernos mejor

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Definir las términos Personalidad y Autorrealización no es tarea fácil, debido a que existen cientos de definiciones y dependerá desde qué autor y teoría nos enfoquemos. Frente a este panorama de diversidad de teorías, se nos dificulta encontrar una definición única que satisfaga a todos.

Se escucha hablar de manera cotidiana de la personalidad, pero nos remitiremos a las teorías científicas que se dedicaron a estudiar en profundidad la misma.

Hans Eysenck (1947) fue un psicólogo especializado en el estudio de la personalidad.  Su  teoría biológica  intenta explicar las personalidades de acuerdo a las diferencias en el sistema nervioso de los individuos (que serían heredadas). En su modelo estructural, H. Eysenck plantea que entre las personas “normales” y los psicóticos sólo hay una diferencia de grado (diferencia cuantitativa).

Señala tres dimensiones: “introversión-extraversión”, “neuroticidad o estabilidad-emocionalidad” y “psicoticismo”. Pasemos a explicar brevemente las características propias de cada dimensión:

Describe al Introvertido como una persona retraída, introspectiva, reservada y distante, con fuerte control de los impulsos. El Extrovertido, por el contrario, es sociable, toma riesgos, es impulsivo y optimista.

La personalidad neurótica (N) es ansiosa y preocupada, emocional en extremo. La personalidad estable es tranquila, controlada y sin preocupaciones.

La última dimensión que aparece más tarde en su teoría, es la psicoticidad (P) que se caracteriza por la agresividad, egocentrismo, rigidez, impersonalidad, impulsividad y ausencia de empatía.

Y, ¿las teorías humanistas?

Aunque no van de la mano, personalidad y autorrealización tienen algunos puntos en común. Ahora entraremos en las teorías de los psicólogos humanistas más reconocidos, como lo son Abraham Maslow y Carl Rogers.

Estas teorías se ocupan de las características que son únicas y distintivamente humanas, como ser la experiencia, la originalidad, la libertad y la elección. Estos autores creen en el potencial de la naturaleza humana, lo que denominan autorrealización.

Teoría de A. Maslow: jerarquía de las necesidades

En 1954, Abraham Maslow (principal exponente de la psicología humanista) entiende la autorrealización, como el nivel más alto en la jerarquía de las necesidades humanas.

Maslow (1970) describe dos conjuntos de fuerzas motivacionales, a las que grafica en forma de pirámide: uno ligado a la supervivencia, que se logra mediante la satisfacción de necesidades  físicas básicas y psicológicas. Ejemplo de ello, es el alimento, la seguridad, el amor y la estima. Y, el otro conjunto de fuerzas motivacionales ligadas a la autorrealización, es decir a la realización del potencial completo de una persona. Ejemplo de ello son las necesidades cognoscitivas (conocimiento y comprensión) y estéticas (la belleza en el arte y la naturaleza).

“Compartimos la necesidad de alimento con todos los seres vivientes, la necesidad de amor con (quizás) los primates superiores y la necesidad de autorrealización con ninguna otra especie”, concluye Maslow (1970).

La pirámide de las necesidades plantea que se deben satisfacer las necesidades más bajas dentro de la jerarquía para poder atender las necesidades superiores. Es decir, es necesario satisfacer la necesidad de descanso, para luego atender a las necesidades cognoscitivas, como leer un libro o dedicarse a una investigación en un campo específico.

¿Todos podemos lograr la autorrealización, el nivel más alto de la pirámide?

Maslow creía que sí, que todos tenemos el potencial, pero que la mayoría no lo logra. “Lo que el hombre puede ser, debe ser” (1968). Definía como “experiencia cumbre” a los momentos de plena felicidad y de realización.

Personalidades, que según él, habían logrado su potencial como personas eran: A. Einstein, Eleanor Roosevelt, A. Lincoln, Spinoza, T. Jefferson y Walt Whitman. Personalidad y autorrealización unidas en una misma persona. Sin embargo, también decía que no hay seres humanos perfectos.

Maslow decía que se dedicaba a investigar la parte sana de la personalidad, completando de esta manera, la otra mitad (patológica) que estudiaba el psicoanálisis de Sigmund Freud.

Teoría psicoanalítica de Sigmund Freud

Desde el psicoanálisis se estudia en profundidad la estructura de la personalidad. Se exploran las causas internas de la conducta y los factores inconscientes que la determinan. Freud plantea que muchas causas de las cuales el individuo “desconoce”, (no es consciente) determinan sus conductas. Lo que se desprende de esta afirmación es que, según la teoría psicoanalítica freudiana, el hombre es un ser irracional.

Estas ideas han sido ampliamente criticadas, muchas veces por ignorancia o por falta de conocimiento en el área. Errores en el uso de las terminologías y sus traducciones han conducido a malas interpretaciones de su teoría. A pesar de esto, es innegable el poder de sus ideas dentro y fuera de la psicología. Sus planteos han despertado devotos seguidores así como amplias investigaciones para contraponer sus ideas a las que fuertemente critican. Quizás esto sea porque su modelo cuestiona la concepción del hombre como ser racional, dueño de sus actos y pensamientos. De hecho, muchos colaboradores de Freud, se han separado por no acordar con ciertos aspectos fundamentales de su teoría. Se podría nombrar el caso de  Carl Jung y Alfred Adler.

Carl Rogers (1902-1987) y su teoría del sí mismo

Rogers considera que la conducta es una respuesta a la percepción e interpretación individual (y no una respuesta a las fuerzas inconscientes). Por ende, daba mayor importancia a la experiencia actual, a los pensamientos y sentimientos de la actualidad y del “ahora” de las personas. En contraposición a Freud, que ponía el acento en las experiencias del pasado, experiencias reprimidas de la infancia.

Carl Rogers, al igual que Maslow, veía de una manera positiva y optimista al ser humano. Freud por el contrario tenía una visión más pesimista de las personas que consideraba irracionales y fundamentalmente destructivas.

Al igual que su colega Maslow, C. Rogers plantea que la autorrealización es una fuerza motivadora básica que hace a la condición humana, lo que nos diferencia de otros seres vivientes. El autoconcepto, el sí mismo, es lo que determina la percepción e interpretación del entorno. Cuando la autoimagen es congruente con lo que se piensa, se siente y se hace, la persona está en condiciones de desarrollar todo su potencial al máximo nivel.

Con todas estas definiciones, esperamos que Personalidad y Autorrealización ya no sean conceptos extraños para ti.

Ingeniero informático, actualmente CEO y propietario de las empresas psiqueviva.com. Amo escribir y leer artículos interesantes e intento proporcionárselos a los usuarios de esta plataforma.