Esquizofrenia y presión social (2ª parte)

En las causas que contribuyen a la aparición, desarrollo y mantenimiento de la esquizofrenia existen muchos factores implicados. Como vimos en la primera parte de este artículo: Esquizofrenia y presión social (1ªparte), la tendencia de los profesionales en salud mental es la de patologizar cualquier problema o conducta que no se ajuste a la «norma» o a lo que entienden como «realidad».

Las personas que han sido etiquetadas con el diagnóstico de esquizofrenia, muchas veces son víctimas del sistema y el protocolo de actuación imperante en psiquiatria. La historia que vimos en el anterior artículo acerca de Matthew, uno de los pacientes de Laing, por desgracia no es un caso aislado. Profesionales dedicados a las personas con este diagnóstico, como Carl Gustav Jung, también nos muestran a través de su experiencia profesional como esta problemática tiene solución, y se basa en un aspecto más humano, desde la comprensión de los síntomas, y no desde el intento de erradicarlos, puesto que así es como se erradica también a la persona.

 

Esquizofrenia

Esquema de Laing sobre el caso de esquizofrenia de Matthew

En la historia del diagnóstico de esquizofrenia de Matthew, Laing hizo unas inferencias acerca de la situación vivida entre el paciente y los profesionales. Este es el esquema que representa cómo Matthew intenta hacer frente al comportamiento de los profesionales de salud mental:

1)   Ve, por la actitud que su psiquiatra adopta con él y por lo que los otros «pacientes» le dicen, que el psiquiatra puede asumir un gran control sobre él si lo desea. Espera que no, pero teme que lo haga.

2)   Ve que el psiquiatra no se considera a sí mismo como a un jefe poderoso que controla a los que están a su cargo, sino como un médico que «trata» a «pacientes». Teme ofender al médico que su poder le da miedo.

3)   Un enfermero le dice que a los «pacientes»  les ayuda a revelar sus más profundos pensamientos a los médicos y al personal.

4)   Un enfermero le dice que está «enfermo» y que está a disposición del hospital. Un ayudante del enfermero le dice que, aunque entró en el hospital voluntariamente, el psiquiatra puede firmar un documento para confinarle contra su voluntad.

5)   No puede obedecer las exigencias de 1) y 3) a menos que desobedezca sus consideraciones del apartado 2). No puede obedecer el 2) sin desobedecer las exigencias 1) o 3); y si intenta escapar, desobedecerá el consejo del personal y se arriesga a ser confinado involuntariamente. Decide seguir el 6).

6)   Le dice al médico: «Ayúdeme, por favor. Usted es un mensajero de Dios. Usted decidirá mi destino… etc.» Su educación religiosa colorea el contenido de lo que dice. Su dilema le impone la necesidad de hablar en metáforas.

7)   No se da cuenta de que estas declaraciones son las que llevan a su médico a diagnosticarle como «paranoico-esquizofrénico».

Aunque el personal «trata» al «paciente» diciéndole con frecuencia que está «enfermo», normalmente no le dicen su «diagnóstico». Tampoco le dicen qué datos su médico cree que son pertinentes para el «diagnóstico», o cómo o por qué cree que los datos son pertinentes. Si un «paciente» pide esta información, a la que todo el personal tiene acceso, en general se le contesta evasivamente.

8)   No está seguro de por qué su médico ha mandado que le den una droga. Vuando pregunta a una enfermera por qué, ella le dice que está «enfermo» y que la droga le hará «sentirse mejor».

9)   Dice al personal que ésta no puede ser la droga adecuada para él ya que se sentía bien antes de tomarla y ahora se siente mal.

10)   El médico le dice que el hecho de que se sintiese bien antes de que se le diera la droga no pueba que no estuviese mal entonces, ya que «los pacientes mentalmente enfermos» no se dan cuenta con frecuencia de que están «enfermos». Los enfermeros le dicen en una de las reuniones de la sala, que debe tener confianza en su médico, ya que el médico está capacitado en este campo y él no lo está, y que la «desconfianza» es un «síntoma» de «enfermedad mental».

11)   Se siente confuso. Desconfía de los que le dicen que estaba mal cuando se sentía bien y de que la droga que le dan puede ayudarle a «sentirse mejor» cuando le hace sentirse mal. Desconfía aún más de ellos cuando le dicen que está enfermo si desconfía de ellos. ¿Cómo puede influir en su médico para que le cambie el «tratamiento» y esconder que desconfía del «tratamiento»?

12)   Dice que le están «envenenando». De esta forma esconde y revela su desconfianza. Puesto que no sabe que el médico le ha diagnosticado como «esquizofrénico-paranoico» y que han mandado que le den la droga para «tratar» esta «enfermedad», no se da cuenta de que diciendo que «le están envenenando» atrae lo que más teme: que le aumenten la dosis de la droga.

«Dejo al lector completar el análisis de la historia a partir de aquí hasta la decisión del médico de aplicar electroshoks.

Muchos pacientes de clínicas mentales me han contado experiencias similares en estructura a mis inducciones de la experiencia de este hombre. He leído esta historia a siete de ellos; todos han confirmado que se habían encontrado en problemas como éstos y que les había resultado difícil enfrentarlos de una manera sana. Las clínicas mentales enredan a sus «pacientes» en nudos hechos de tal manera que la lucha de los «pacientes» por deshacerlos los anuda aún más.»

En este esquema que hace Laing podemos observar con claridad los detalles que acaban enredando la complejidad del diagnóstico de una esquizofrenia. Aunque sabemos que existen casos de todo tipo, Laing nos deja entrever la importancia que tiene la interacción con personas que tienen una especial sensibilidad, lo poco preparados que estamos para comprender a estas personas, y el trabajo que es preciso realizar por parte de los profesionales de salud mental para que consigan mantener relaciones más propensas a la comprensión que a la patologización.

“Es corriente definir la psiquiatría como una especialidad médica dedicada al estudio, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades mentales. Esta definición es inútil y engañosa. La enfermedad mental es un mito. Los psiquiatras no se ocupan de las enfermedades mentales y de su terapia. En la práctica enfrentan problemas vitales de orden social, ético y personal.” (Szasz T. El mito de la enfermedad mental).

En el siguiente artículo «Esquizofrenia y presión social (3ª parte)», analizaremos los primeros centros que se crearon experimentales, como alternativa a los centros psiquiátricos. Con el objetivo de que las personas diagnosticadas de esquizofrenia se recuperan para salir de la clínica mental hacia la comunidad. Es en estos momentos Donde comienza la verdadera prueba de la antipsiquiatría con resultados sorprendentes.

Bibliografía:

Laing, R. D., & Schatzman, M. (1978). Esquizofrenia y presión social. I. Vericat (Ed.). Tusquets.

 

Ingeniero informático, actualmente CEO y propietario de las empresas psiqueviva.com. Amo escribir y leer artículos interesantes e intento proporcionárselos a los usuarios de esta plataforma.

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