La atención plena es una práctica que nos beneficia en todas las áreas de nuestra vida ¿Quieres aprender a desarrollarla? La buena noticia es que todas las personas tenemos esta capacidad, te vamos a mostrar cómo puedes trabajarla.
¿Has tenido alguna vez la sensación de que llevas una vida acelerada? o ¿Has pensado que no dispones del tiempo para hacer todo lo que te gustaría hacer, y que cada minuto se escapa como el agua entre los dedos? Es difícil negar que al menos una vez hayas experimentado cualquiera de esas dos situaciones.
Es una realidad, la época en la que se vive hoy día está cargada de estrés, llevamos una velocidad acelerada, con ruido tanto mental como externo. Las personas están sobre intoxicadas con demasiada información y tareas, sin dejar espacio para que la mente calle o descanse.
Entonces ¿cómo se puede traer paz y sosiego en medio de un caótico y estresante día? La respuesta es sencilla, – aunque un tanto complicada a veces – el truco está en aprender a estar presente y prestar atención plena a todo lo que se hace. Indiferentemente de que el día esté fuera de control, o el estrés del trabajo. Enfocar la vida en la atención plena puede transformarse en un oasis.
Lo que me impide tener atención plena
Existen ciertas cosas que imposibilitan tener un día tranquilo, enfocados en el presente y con atención plena. Algunas son:
- El trabajo.
- El celular y la mensajería instantánea.
- El internet, redes sociales y otras distracciones digitales.
- Cosas que se vienen de golpe, llámese noticias, trabajo por hacer o decisiones.
- Los hijos y las preocupaciones relacionadas con el futuro.
- Las tareas pendientes, sean del hogar, trabajo o cualquier proyecto.
- El ruido y las interrupciones innecesarias.
- La propia mente que va saltando de un pensamiento a otro, mediante la cavilación o la rumiación.
- La falta de control, que hace aparecer cosas urgentes que no se pudieron prever
Todos estos problemas y más se pueden resolver a través de una técnica: la atención plena o mindfulness.
¿Cómo la atención plena contribuye a la resolución de problemas?
Si se lee nuevamente la lista mencionada, es fácil darse cuenta que la mayoría de dichos problemas radican en la mente. Claro, no se niega que existen factores externos como el estrés de los niños, el trabajo, las tareas domésticas, las distracciones digitales y las interrupciones. Sin embargo, el problema es la manera en la que la mente se ocupa de esos factores externos.
Cuando se está completamente presente y con atención plena, los factores externos dejan de ser un problema, ya que la persona es sólo ella y ese factor externo, en ese instante, en lugar de un millón de otras cosas de las cuales preocuparse.
El estar presente se convierte, en una forma de manejar cualquier problema, distracción o factor estresante, permitiendo el resto desaparezca, dejando solo con lo que se está tratando en este momento.
8 ejercicios para practicar la atención plena
El método como tal para estar presente con atención plena puede resultar bastante básico o elemental, la importancia radica en la práctica. Gran parte de las personas no aprende a estar presentes sencillamente porque no practican, no porque sea complicado de hacer. Cuando algo se practica con regularidad, haciéndolo un hábito en el día a día, es casi improbable el no convertirse en bueno para eso, la idea es que se convierta en algo natural.
Convertir la atención plena en un hábito requiere de:
1. Meditar cada día:
La meditación es una manera fantástica de practicar, por eliminar una buena parte de la complejidad del mundo permitiendo aprender a ser consciente de la mente, y traerse de vuelta al hoy y ahora. Es sencillo, se puede hacer en cualquier parte sin importar la hora, empezando con poco e incrementando luego el tiempo.
2. Cepillarse los dientes:
Es de suponer que cada quien cepilla sus dientes, pero con frecuencia lo hacen pensando en otras cosas. El ejercicio está en concentrarse plenamente en la acción del cepillado, considerando cada movimiento de cada diente y al pasar del cepillo de un lado al otro de la boca. Con esto, no sólo se termina haciendo un mejor trabajo, sino que contribuye a caer en cuenta de lo mucho que se hace en piloto automático.
3. Leer en silencio:
Es necesario encontrar un momento de tranquilidad y un lugar sereno, para leer un buen libro. Es recomendable no tener cerca el ordenador, televisor o cualquier otro dispositivo, para sumergirse en el mundo del mismo. Aunque suene contradictorio dejar que la mente se mueva desde el presente para internarse en la lectura, es una gran práctica del enfoque.
4. Dibujar:
Pese a que no se sea muy diestro en el arte de dibujar, no importa. La idea es tomar un papel y cualquier instrumento sea lápiz, bolígrafo o creyón, y sencillamente dibujar, sin pensar en nada. En caso de que los pensamientos divaguen, con sutileza volver al momento presente. Al finalizar se deberá observar la obra y tras esto destruirla ¿Por qué? El no enseñársela a nadie contribuirá a dibujar sin temor ni expectativa.
5. Comer con atención plena:
El primer paso es guardar los dispositivos informáticos y móviles, apagar la televisión y deshacerse incluso de libros o periódicos. Al comer con cualquiera de estas cosas impide apreciar realmente la comida. Debe ser un hábito el comer de forma consciente, prestando atención a cada bocado, esto hará que la comida sepa mejor, que se coma pausadamente y con agradecimiento.
6. Beber té:
Durante siglos en distintas culturas ha existido la ceremonia del té. Cada quien tiene que hacer su propia ceremonia: prepararlo con cuidado y con atención plena, vertiéndolo lentamente en la taza, y tomándolo con seriedad estando en el momento presente.
7. Escuchar a los demás:
Cuando alguien habla hay que escúchale con atención, sin limitarse únicamente a esperar el turno para hablar. Asimismo evitar que la mente divague y escuchar sin juzgar. Una vez que se deja de intentar luchar por cambiar al resto y se aceptan tal y como son, se estará en mucha más paz.
8. Caminar lentamente:
Tomar un pequeño descanso de lo que se esté haciendo y salir a la calle para dar un paseo caminando despacio, para hacer que cada paso sea una práctica de atención plena. Será necesario además, prestar atención a la respiración, a lo que rodea, los sonidos, la textura de los objetos, la luz.