Las ilusiones ópticas forman parte de la percepción, que es una rama de la psicología en la cual se demuestra con ejemplos detallados y cierto nivel de complejidad, la forma en la cual es capaz de trabajar el cerebro humano junto a la vista, y es que ambos se combinan con el fin de deducir lo que se está observando y buscarle un patrón de lógica a cada detalle. Sin embargo, son catalogadas como ilusiones, ya que no siempre se ve lo que se tiene que ver.
Desde que existen, millones de personas se sorprenden cada vez que una nueva ilusión óptica aparece frente a ellas, demostrando que incluso la más complicada puede ser superada, cuando quizás es más simple de lo que se cree. Pese a ello, esto tan solo ha causado un gran número de interrogantes tanto en profesionales como en personas particulares y curiosas, en cuanto al hecho de saber cómo funciona el cerebro.
Lo anterior parte no solo del hecho de no entender las imágenes a simple vista, sino del hecho de que no todas las personas las observan de la misma forma, por lo que en donde alguien ve un florero, otros pueden ver una figura fantástica. Es justo en ese nivel de diferencia tan delicado, en el cual se establece cierto punto de complejidad en cuanto al raciocinio de cada quien y al modo de funcionamiento del cerebro.
Partiendo de todo esto, se han tomado en cuenta a las ilusiones ópticas en casos científicos, psicológicos y cognitivos, ya que los mismos son capaces de determinar enfermedades mentales, niveles de dificultad y mucho más, partiendo de la forma en la cual se define la imagen.
Las ilusiones ópticas más comunes son aquellas que se observan en movimiento cuando en realidad la imagen está estática, aunque últimamente se consiguen en grandes cantidades imágenes que contienen siluetasy las mismas se mantienen en la memoria de forma fija durante algunos minutos.
Se han llevado a cabo un gran número de investigaciones y análisis para tratar de entender si es la vista la que falla, o el cerebro que no entiende las imágenes a simple vista, y si bien es más común pensar que son nuestros ojos los que nos engañan, en realidad en la mayoría de los casos ocurre que el cerebro no lleva a cabo la interpretación correcta y los datos parecen imposibles y poco reales.
Para entender mejor este tema, a continuación expandiremos lo que son las ilusiones ópticas, cómo funcionan y algunos ejemplos.
¿Qué son las ilusiones ópticas?
Cuando hablamos de una ilusión óptica, rápidamente nuestro cerebro describe la situación como un engaño que comienza por los ojos, y es que la imagen primero traspasa el sistema visual de forma concreta y es el cerebro el que se encarga de entenderla. En la mayoría de las ocasiones, estas imágenes generan que la realidad se distorsione y genere grandes grados de confusión y un nivel mayor de análisis.
Esto puede suceder de diferentes maneras, en donde la más común es que suceda de forma natural en una imagen que cuente con las características adecuadas para producir la distorsión. Sin embargo, en algunas ocasiones la imagen se encuentra bajo algunos efectos que sin duda producen el efecto.
Esto ocurre ya que nuestro sistema visual, de forma común cuenta con una variación en cuanto a los colores y tonos del brillo que observan, lo que es capaz de producir engaños rápidamente. Es importante entender la forma en la cual funcionan las ilusiones ópticas, ya que gracias a las mismas se ha logrado diagnosticar enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad, entre otras.
¿Cómo funcionan y por qué se producen las ilusiones ópticas?
Las ilusiones ópticas fueron analizadas desde el siglo XIX, específicamente en el año 350 a.C., y es que todo comenzó con Aristóteles, quien un día se encontró mirando fijamente una cascada que se mecía suavemente en sentido vertical, y más atrás se encontraban unas rocas estáticas. Cuando Aristóteles fijó su vista en la cascada y minutos después observó las rocas, notó que el efecto del movimiento de la cascada, generaba que las rocas se “movieran” en sentido contrario a la caída del agua, cuando en realidad estas no hacían ningún tipo de movimiento.
Hoy en día, este efecto es conocido como Secuela de movimiento o como mejor tienden a conocerlo, ilusión de la cascada, ya que representa el comienzo de diversos estudios que dieron lugar a grandes hallazgos. De acuerdo con esto, Aristóteles dejó claro que se puede confiar en los sentidos, a pesar de que los mismos son engañados con extrema sencillez.
A partir de ese momento, se comenzó a estudiar el hecho de que algo tan sencillo sea capaz de producir efectos equivocados en la mente, ya que incluso se descubrió que viendo dos círculos del mismo tamaño por cierto periodo de tiempo, o bajo cierta circunstancia, genera que uno de ellos se vea más grande que el otro, o se mueva cuando se mantiene siempre estático.
Cada estudio se volvía más profundo e impactante que el anterior, ya que eran indescriptibles las revelaciones que surgían, hasta concluir que lo que ocurre realmente es que el cerebro genera conclusiones veloces debido a la gran cantidad de información que logra percibir por segundo. Para describirlo mejor, se toma en cuenta el ejemplo de la cascada, en donde al observar la caída natural de la misma, cierta cantidad de neuronas tienden a adaptarse a esta imagen, y cuando se observan las rocas estáticas, neuronas diferentes mantienen el patrón de movimiento de un modo opuesto, ya que las mismas buscan compensar el movimiento principal. De esta forma funciona el cerebro ante una ilusión óptica.
Ejemplos de ilusiones ópticas
Actualmente, existe un número exorbitante de ejemplos con los cuales puedes toparte sobre ilusiones ópticas, especialmente porque las mismas se toman en cuenta para realizar terapias y diagnósticos. A continuación te dejamos algunos ejemplos, de modo que tú mismo/a descubras de qué hablamos.