Lo que representa el tatuaje para la mujer

Tatuaje de mujer en la mano

El tatuaje no es algo que se haya desarrollado en la actualidad; el plasmar un símbolo, un mensaje o simplemente una imagen o dibujo que nos parezca estéticamente bello, es algo que llevamos haciendo desde hace muchos siglos; siendo característico de muchas tribus y sociedades de la antigüedad.

En nuestra sociedad actual sí es algo que se ha puesto últimamente más de moda, estando mejor visto y siendo algo más común. Cada persona tiene una motivación por la cual hacerse un tatuaje, puede ir desde lo estético hasta lo simbólico e incluso lo sentimental. Se hace uso de la piel para plasmar ideas, pensamientos, significados y formas de vivir.

¿Por qué y para qué se hace un tatuaje una mujer?

Si nos centramos específicamente en el género femenino para saber cuáles son sus motivaciones a la hora de hacerse un tatuaje, hallaremos todo tipo de respuestas e intenciones.

Desde una perspectiva psicológica se pueden encontrar múltiples factores que influyen en esta conducta, la de marcar la piel de por vida con unos trazos que representan algo y puede que digan mucho de la persona que se los ha marcado.

El tamaño del tatuaje, el sitio donde colocarlo, los colores que se utilizan, las formas, el estilo, etc. Todos esos detalles que nos aportan mucha información acerca de cada mujer. Esta práctica tiene un sentido ya sea consciente o inconsciente para quien se hace el tatuaje, ya que puede indicar rebeldía, una forma de expresión, un ritual, o puede servir como amuleto de la suerte.

tatuaje de mujer con pájaros

Para la mujer, por lo general, tatuarse tiene un sentido más asociado a la libertad. También lo utiliza como una expresión de su feminidad, marcando su sexualidad y su derecho a decidir qué mostrar de su cuerpo. Esto aunque depende de cada persona. El acto primitivo conserva la esencia de que el tatuaje para el hombre es un acto varonil y expresión de resistencia al dolor. Mientras que para la mujer, como se ha indicado, tiene un sentido diferente asociado más a todo lo simbólico que tenga que ver con la libertad y su identidad.

Existen páginas específicas como: tatuajes mujer que nos muestran las tendencias y aportan información sobre todo lo que hay que saber acerca de los tatuajes para mujer. Si tomas la decisión de hacerte un tatuaje permanente que marque tu piel, ten en cuenta lo que supone, lo que quieres mostrar, y el significado acerca de lo que representa dicha práctica.

Lo que representa el tatuaje para la mujer

El tatuaje no es algo que se haya desarrollado en la actualidad. El hecho de plasmar un símbolo, un mensaje o simplemente una imagen o dibujo que nos parezca estéticamente bello, es algo que llevamos haciendo desde hace muchos siglos; siendo característico de muchas tribus y sociedades de la antigüedad. De hecho, la prueba más antigua que tenemos sobre los tatuajes en la antigüedad, se remontan al año 5.300 a.C.

En nuestra sociedad actual sí es algo que se ha puesto últimamente más de moda, estando mejor visto y siendo algo más común. Cada persona tiene una motivación distinta por la cual hacerse un tatuaje que puede ir desde lo meramente estético hasta lo simbólico e incluso con una profunda carga sentimental. Se hace uso de la piel para plasmar ideas, pensamientos, significados y formas de vivir.

¿Por qué y para qué se hace un tatuaje una mujer?

Si nos centramos específicamente en el género femenino para saber cuáles son sus motivaciones a la hora de hacerse un tatuaje, hallaremos todo tipo de respuestas e intenciones.

Desde una perspectiva psicológica se pueden encontrar múltiples factores que influyen en esta conducta, la de marcar la piel de por vida con unos trazos que representan algo y puede que digan mucho de la persona que se los ha marcado.

Factores como el tamaño del diseño elegido, el sitio que se eligió para colocarlo, los colores que se utilizan, las formas, el estilo, etc. Todos esos detalles nos aportan mucha información acerca de cada mujer. Esta práctica tiene un sentido ya sea consciente o inconsciente para quien se hace el tatuaje, ya que puede indicar rebeldía, una forma de expresión, un ritual, o puede servir como amuleto de la suerte.

Para la mujer, por lo general, tatuarse tiene un sentido más asociado a la libertad. También lo utiliza como una expresión de su feminidad, marcando su sexualidad y su derecho a decidir qué mostrar de su cuerpo. Esto aunque depende de cada persona. El acto primitivo conserva la esencia de que el tatuaje para el hombre es un acto varonil y expresión de resistencia al dolor. Mientras que para la mujer, como se ha indicado, tiene un sentido diferente asociado más a todo lo simbólico que tenga que ver con la libertad y su identidad.

La mujer en la cultura del tatuaje

La presencia de la mujer en el mundo el tatuaje es relativamente nueva. Por ejemplo, 2012 fue el primer año en donde más mujeres fueron tatuadas que hombres, en Estados Unidos. Y si bien, en tiempos presentes el tatuaje femenino está por demás de normalizado, sus inicios fueron al menos, truculentos.

Una de las primeras figuras femeninas del mundo del tatuaje es la reconocida Olive Oatman. Nacida en 1858, en el seno de una familia mormona, conocería la tragedia, mientras se trasladaba de Illinois a California.

Durante ese viaje fueron atacados por los indios Yavapais. Olive, de 14 años y su hermana pequeña, Mary Ann, fueron esclavizadas y, posteriormente, vendidas a los indios Mohave, cuyo líder y su esposa las adoptaron.

Las dos hermanas pasarían así, de la esclavitud al privilegio y fueron tatuadas con símbolos relevantes de la cultura indígena. Cuando Olive fue devuelta a “la civilización” sus marcas llamaron la atención y la convirtieron en una celebridad.

Nora Hildebrandt, que nació en 1857, fue la primera mujer tatuada convertirse en una atracción de circo. Por aquellos años, los tatuajes seguían siendo una rareza y las mujeres tatuadas además siempre estaban envueltas en extrañas historias, quizás queriendo imitar a la pequeña Olive. Esto se hacía para atraer al público y darle un contexto más atractivo al show. Nora era una de las que utilizaba estas historias y explicaba que la tribu de Toro Sentado la había tatuado de pies a cabeza. Pero en realidad fue su padre quien la tatuó, el alemán Martin Hildebrandt, uno de los primeros hombres en montar una tienda de tatuajes en Estados Unidos, en 1846.

Recien a finales del siglo XIX, más específicamente en 1877, nacería Maud Stevens Wagner, considerada la primera tatuadora mujer de la historia.

Maud Stevens trabajaba en circos como acróbata, equilibrista y malabarista. En 1904 conocería a uno de los hombres mas tatuados en esa época: Gus Stevens.

Pocos años después la pareja se casaba y Maud comenzaría el trabajo de tatuadora, primeramente sobre su esposo. La técnica que Maud había aprendido era la de “handpocked”. Es decir que no tatuaba con las tradicionales máquinas que se ven hasta el día de hoy, sino que su técnica era manual. Solo se necesitaba una aguja, tinta, y mucha paciencia. El dibujo se realiza punto por punto y es una de las técnicas más antiguas para tatuar, utilizada por tribus ancestrales de todo el mundo.

Maud nunca abandonó esta técnica, inclusive cuando ya había tatuadores que usaban las máquinas. Luego de una importante y reconocida carrera como tatuadora junto a su esposo, Maud Stevens Wagner moriría en 1960, dejando el legado en manos de su hija, la también reconocida tatuadora Lovetta Wagner.

A partir de los años ’20 las atracciones en los circos gozaron de relativa fama, y las mujeres tatuadas eran una de ellas. Nombres como Irene Woodward y Lady Viola estaban en la picota del entretenimento de antaño. Si bien “la belle Irene” llegó a la tapa del New York Times, el éxito de Lady Viola fue abrumador. Fue considerada en su tiempo como la mujer tatuada más bella del mundo.

Las mujeres tatuadas seguirían siendo simplemente parte de un acto de circo por algunos años más. El cambio sería lento pero efectivo y una de las pioneras de este cambio es Betty Broadbent.

En 1930 Betty se presentó a un concurso de belleza durante la Exposición Universal. No ganó, pero consiguió algo de igual o mayor importancia: que el tatuaje comenzara a verse como arte y no como una moda marginal. Las mujeres podían dejar se esconderse y reivindicar otro concepto de belleza. Betty Broadbent fue la primera persona introducida al Salón de la Fama del tatuaje en 1981.

Hoy por hoy, la cultura del tatuaje goza de una popularidad impensada hace unas pocas décadas atrás. El arte que alguna vez perteneció casi exclusivamente a marineros, y maleantes, hoy ignora razas, edad y género. Cuenta con artistas de tatuajes femeninas con una magnifica reputación en sus espaldas. Nombres como Kat von D, Sarah Miller o Nicole Lowe son sólo algunos de la interminable lista de mujeres tatuadoras que están en el top de la industria. Y las miles y miles que no obtienen esa notoriedad pero que igualmente están logrando hacer una carrera en el mundo de los tatuajes

Existen páginas específicas como: Tatuajes Mujer que nos muestran las tendencias y aportan información sobre todo lo que hay que saber acerca de los tatuajes para mujer. Si tomas la decisión de hacerte un tatuaje permanente que marque tu piel, ten en cuenta lo que supone, lo que quieres mostrar, y el significado acerca de lo que representa dicha práctica.

Ingeniero informático, actualmente CEO y propietario de las empresas psiqueviva.com. Amo escribir y leer artículos interesantes e intento proporcionárselos a los usuarios de esta plataforma.

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