Qué es “el síndrome de Peter Pan” y cómo prevenirlo

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El «síndrome de Peter Pan«, que se refiere a las personas que alcanzaron la adultez pero que son incapaces de encarar sentimientos y responsabilidades acordes a su edad. Este fenómeno se acepta mucho más en los hombres que en las mujeres en todo el mundo.

Este problema aparece en las personas que perciben al futuro y a la adultez como una amenaza para disfrutar la vida, un encarcelamiento porque las responsabilidades pueden invadir la comodidad que goza en la actualidad, ya que madurar traería anexada la necesidad de un sacrificio, que la mayoría de estas personas no estaría dispuesta a asumir.

Diferencias entre hombres y mujeres

En cuanto a la crianza, las mujeres generalmente manifiestan que a los hombres se les “exige menos”, mientras que los hombres expresan que las mujeres “se preocupan demasiado” por el futuro.

También hay consecuencias: hombres y mujeres declaran que el sexo masculino “vive el momento” y, en cambio, que el sexo femenino “piensa demasiado en el futuro”.

Las mujeres declaran sentirse más “presionadas” por sus familias y la sociedad para madurar rápidamente e incorporarse a la vida adulta. En cambio, los hombres afirman que se puede ser inmaduro pero “socialmente responsable”.

De esta manera, se evidencia una determinada mirada social en las expectativas que se tienen sobre los hombres y las mujeres. Ellas se quejaron porque aseguraron que el mundo las condena por las mismas razones que a los hombres se los recompensa.

Del otro lado, los hombres reconocieron que si bien esta mirada social existe, a ellos no les “importa tanto” y que, en cambio, son las mujeres las que requieren de aprobación constante de todo su entorno.

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Definiendo a los «Peter Pan»

El psicólogo estadounidense Dan Kiley, en 1983, definió a estas diferencias, basadas en la resistencia a crecer, como “síndrome de Peter Pan”. Es un problema cada vez más frecuente, ya que sus estudios cobran aún más actualidad en el siglo XXI, porque este trastorno se encuentra cronificado como consecuencia de la sociedad capitalista. Vivimos en una época de inmediatez, en la que el ser humano busca desenfrenadamente conseguir lo que desea con el menor esfuerzo posible, y sin necesidad de un compromiso, en lo que lo importante es consumir para rellenar los huecos afectivos que se puedan sufrir.

Las personas que sufren el Síndrome de Peter Pan pueden parecer despreocupadas y felices, pero en realidad si uno profundiza dentro de su vida, padecen sentimientos de soledad e insatisfacción, acompañados de una fuerte dependencia personal, ya que necesitan a alguien que satisfaga sus necesidades y les haga sentir protegidos frente a un mundo que, consideran ellos, es agresivo y desafiante como es la sociedad en la que vivimos hoy.

¿Quiénes son estás personas que generalmente protegen a los “Peter Pan”, aún inconscientemente y pensando que en realidad le hacen un bien al ser querido?  Pueden ser los padres, los hermanos mayores e incluso, la pareja.

¿Cómo reconocer a un “Peter Pan”?

Aunque son adultos que rondan los cuarenta años, continúan comportándose como niños pequeños y sienten una gran necesidad de captar todo el tiempo la atención por parte de quienes los rodean.

Viven centrados en sí mismos y en sus problemas sin preocuparse demasiado por lo que le sucede a las personas que los rodean, a pesar de quienes sean ellos quienes los ayudan a desarrollar su vida y satisfacer sus necesidades.

La actitud de quienes sufren este síndrome se centra en recibir, pedir y criticar sin molestarse en dar o hacer algo por los demás. Constantemente exigen que se les dé lo que piden, y si esto no ocurre, se enojan y explotan en hastío porque en realidad no pueden tolerar la frustración.

El “Peter Pan” no se responsabiliza por sus actos sino que pretende que los otros lo hagan por él. Además, le echa la culpa a los demás por los fracasos que pueda llegar a tener ya que nunca quiere comprometerse a nada, porque considera al compromiso como un obstáculo para disfrutar de la libertad.

Aunque con su actitud arrogante traten de ocultarlo, en realidad estas personas desarrollan un gran miedo a la soledad y padecen de mucha inseguridad y baja autoestima, por lo que sienten insatisfacción constante con todo lo que tienen, pero al mismo tiempo desean tenerlo todo sin que eso le suponga esfuerzo alguno para conseguirlo.

Causas del Síndrome de Peter Pan

Como la mayoría de fenómenos psicológicos, no hay una causa única de la aparición de este trastorno, sino que se debe a múltiples factores, como pueden ser los rasgos de personalidad dependientes o evitativos, estilo de afrontamiento de los problemas o patrones educativos.

Sin embargo, todos los especialistas coinciden en que el que más peso tiene en este desajuste es la historia vital de la propia infancia. Es decir, que la persona que sufre el Síndrome de Peter Pan pasó por una infancia muy feliz y despreocupada o, por el contrario, fue un período de su vida muy infeliz y sin afecto.

En el primero de los casos, el síndrome busca perpetuar los momentos felices viviendo en una infancia que pudo haber sido idealizada por la persona y que se niega a superar. En cambio, en el segundo caso la función del síndrome es intentar recuperar la infancia perdida a través de la libertad que otorga el ser adulto.

Cómo superar el Síndrome de Peter Pan

La palabra clave para solucionar este problema y que, paradójicamente, es la que más asusta a la persona que lo sufre, es madurar.

Aunque la maduración es parte del desarrollo natural de las personas, esto no implica que sea un proceso realmente sencillo. Cuando uno se convierte en adulto es porque realmente decidió crecer, tomar sus propias decisiones y hacerse cargos de los errores y aciertos que pueda tener en esas elecciones de vida.

Para madurar es necesario renunciar a algunas cosas y hay que poder trabajar en la frustración que genera esa pérdida a la que –desde chico- estas personas parecen no haberse enfrentado en ninguna ocasión.

Los personas que sufren el Síndrome de Peter Pan deben comprender que madurar no significa perder el niño que llevamos dentro, sino que hay que dejarlo salir pero en las ocasiones que nos beneficien.

Encapsularlo para siempre en nuestro interior nos puede convertir en personas demasiado rígidas. Pero dejarlo salir, en determinados momentos de la vida, nos hará disfrutar con la alegría e inocencia que solamente poseen los niños los logros u objetivos que consigamos en nuestra vida de adultos. Lograr ese equilibrio es el desafío del proceso madurativo. Y es también, el deseo profundo de los “Peter Pan”, ya que una vez alcanzado dejarán de sufrir las consecuencias de su trastorno y podrán, al mismo tiempo, disfrutar de las alegrías que consigan en su vida.

Ingeniero informático, actualmente CEO y propietario de las empresas psiqueviva.com. Amo escribir y leer artículos interesantes e intento proporcionárselos a los usuarios de esta plataforma.