El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una afección que va más allá de la infancia y que a menudo pasa desapercibida en adultos. Aunque algunos de los síntomas más evidentes del TDAH incluyen hiperactividad o impulsividad, hay otros menos conocidos que también afectan a la vida diaria. En este artículo, trataremos seis de estos signos del TDAH que solemos pasar por alto.
1. Hiperconcentración
La hiperconcentración es la capacidad para focalizar la atención de manera intensa en una actividad determinada, dejando de lado el resto. Puede manifestarse de formas diferentes en función de los intereses de cada uno: a algunos se les manifiesta cuando están absortos en el trabajo, otros la experimentan al crear música o arte y también puede darse jugando horas y horas a los videojuegos sin cansarse. Aunque podría parecer que la hiperconcentración no supone ningún problema, lo cierto es que también tiene aspectos negativos, como la pérdida de la noción del tiempo, el descuido de otras obligaciones, la fatiga mental, etc.
Esta capacidad de concentración tan alta a menudo está relacionada con la presencia del TDAH, por lo que resulta esencial entender que este trastorno no supone la incapacidad de concentrarse, sino más bien la habilidad de centrarse en ciertas tareas olvidándose de todo lo demás.
2. Dificultad para controlar las emociones
A menudo, padecer TDAH es como vivir con el depósito vacío. El esfuerzo mental que conlleva concentrarse te deja sin energías para gestionar las frustraciones del día a día, lo que puede provocar que, en ocasiones, acabes gritando a tus seres queridos o fustigándote por errores sin aparente importancia. Olvidar los cumpleaños, comprar a última hora o hacer las cosas fuera de tiempo pueden deberse a la dificultad para controlar las emociones. Ante estas situaciones, es habitual reaccionar de la manera siguiente:
- ¿Cómo has podido olvidarte otra vez de su cumpleaños? ¿Qué demonios te pasa? ¡Si es tu mejor amiga!
- ¿Por qué no has comprado los regalos de Navidad todavía? ¿Por qué lo dejas todo para última hora?
- ¿Otra vez se te ha pasado la fecha de entrega?
3. Compra impulsiva y gasto excesivo
Comprar de forma impulsiva y gastar más de lo debido pueden ser síntomas de TDAH en adultos que pasan desapercibidos como tales. Las personas que sufren este trastorno pueden gastarse mucho dinero en cosas que realmente no necesitan. Este fenómeno puede atribuirse a lo que los expertos denominan como la búsqueda de un chute de dopamina en un intento por estimular el cerebro.
En el mundo del gasto impulsivo y excesivo, las personas con TDAH pueden sentirse atraídas sin remedio por las compras online. Sin embargo, comprar no es el único comportamiento impulsivo asociado con este trastorno. Muchos adultos con TDAH pueden acabar teniendo problemas de alcoholismo, drogas, juego y demás, cosa que puede derivar en graves problemas financieros y de salud.
4. Ceguera del tiempo
Un síntoma sorprendente del TDAH en adultos es lo que los expertos denominan «ceguera del tiempo». Si te cuesta gestionar el tiempo, si llegas siempre tarde a tus citas o reuniones y sientes que, por mucho que lo intentes, te resulta imposible acudir a la hora, puede que padezcas TDAH. La ceguera del tiempo te impide calcular bien el paso de las horas, lo que provoca frustración e incomprensión.
Por suerte, existen estrategias que permiten combatir este problema, como el uso de alarmas, calendarios y recordatorios constantes, herramientas que pueden resultar muy útiles para gestionar este aspecto del TDAH en adultos.
5. Altas capacidades
Muchas personas con TDAH muestran una gran capacidad intelectual. Aunque desde fuera parecen personas muy trabajadoras y exitosas, la superficie esconde una adicción al trabajo caótica.
La necesidad constante de mantener la mente ocupada suele estar relacionada con trastornos en la corteza prefrontal del cerebro, que lucha por eliminar las distracciones externas y la voz crítica interior.
6. Autocrítica
La autocrítica es un elemento constante entre los adultos que padecen TDAH, en lo que supone un diálogo interior marcado por una baja autoestima perpetua. Muchas personas con TDAH piensan que cometen errores a todas horas y se culpan porque les cuesta sacar adelante tareas aparentemente sencillas, lo cual hace que vivan con un miedo constante a decepcionar al prójimo.
No pueden dejar de preguntarse cómo es posible que la gente haga ciertas cosas que a ellos les supone un mundo. Y al final acaban normalizando este diálogo interior incesable, lo que moldea la percepción que tienen de ellas mismas y de sus capacidades.