Profecía autocumplida

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La profecía autocumplida es un hecho que sucede cada día en nuestras vidas, constantemente estamos generando creencias y percepciones que se corresponden con nuestra experiencia, pero que no se adaptan, en muchas ocasiones, a la nueva situación vivida. Al definir la situación de una manera en particular, ya sea de forma positiva o negativa; se adopta la creencia de cuál será el resultado final, que hace que se pongan los medios, las actitudes y el comportamiento adecuado que irá encaminado hacia lo que se considera que ocurrirá.

El sociólogo Robert King Merton utilizó la expresión profecía autocumplida para explicar este comportamiento, que se produce muy a  menudo entre quienes pretenden intuir lo que sucederá ante una situación en concreto. Esto puede producirse incluso como un modo de vida, en el cual se está determinando todo con la propia conducta, en base a las expectativas generales, sobre la sociedad y el mundo en el que se vive.

Munch-El-Grito

A tener en cuenta sobre la profecía autocumplida

En principio, procurar evitar predecir aquello negativo que pueda acontecer en una situación en la que se tiene el control, ya que esta predicción puede resultar ser la causa de que se haga realidad. Al igual que habría que tener en cuenta que cada situación es única, y hay que tomar el control, para que mediante la actitud, se pongan todos los medios necesarios en alcanzar lo que se pretende. Otro hecho a considerar, es el de creer las propias intuiciones o las de los demás incondicionalmente, ya  que supone un error pretender no atender a las características propias de la situación, y las posibles conductas o modificaciones que requiera para lograr consecuencias positivas.

Un ejemplo de una situación sobre cómo se cumple la profecía autocumplida, lo tenemos en la siguiente historia.

Cuento de Gabriel García Márquez

«Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora mayor que tiene un hijo de 19 años y le está sirviendo el desayuno con aire de preocupación.  El hijo le pregunta qué le pasa y ella responde: «No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo».  El hijo que jugaba billar todos los lunes y hasta el momento nunca había perdido una apuesta, se va preocupado y pierde una carambola sencillísima.  El otro jugador tan asombrado como los demás presentes, le pregunta qué le pasó si era una jugada tan fácil. Él contesta: «Es cierto, pero me he quedado preocupado por una cosa que me ha dicho mi madre esta mañana sobre algo grave que le va a suceder a este pueblo».  El chico se marcha, y los demás comentan que si Dámaso ha perdido por primera vez una partida, pudiera ser cierto, en efecto, que algo malo sucediese en el pueblo.  La noticia empieza a regarse, y una señora observa, que no hay que burlarse de los presentimientos de las madres porque a veces resultan.  Otro señor que la escucha y va a comprar carne, le dice al carnicero: Venía por un kilo de carne, pero mejor deme dos, porque andan diciendo que algo grave va a sucederle a este pueblo y lo mejor es estar preparado.  El carnicero despacha el pedido y cuando entra otra clienta le sugiere: Mejor lleve dos kilos, porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar y se están preparando y comprando comida.  Entonces la señora responde: Tengo varios hijos, mejor deme cinco kilos.  Y en media hora se agota la carne y el carnicero mata otra vaca, y se sigue esparciendo el rumor.

Llega un momento en que todo el mundo en el pueblo espera que pase algo y se paralizan todas las actividades.  Y la tensión crece y crece y todos están desesperados por irse, pero no tienen el valor para hacerlo.  Hasta cuando uno levanta la voz y grita: «Pues yo sí me voy».  Y agarra sus muebles, sus hijos, sus animales y los mete en una carreta y atraviesa la calle central en donde todo el mundo lo ve.  Y los demás exclaman: «Si éste se atreve, nosotros también…»,  y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo.  Y uno de los últimos que abandona el pueblo dice: Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa, y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.  Y todos huyen como en un éxodo de guerra y pánico y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, y le dice a su hijo que marcha a su lado: «Viste, mijo, que era cierto lo que te decía esta mañana que algo muy grave iba a suceder en este pueblo».

Pueblo-Maldito

Distintos conceptos de la profecía autocumplida

La profecía autocumplida es un concepto que está más arraigado hacia lo negativo; otro concepto en el que existe el mismo proceso pero en torno a lo positivo, es el propuesto por la teoría social cognitiva de Albert Bandura, mediante la autoeficacia, que implica la modificación de hábitos de conducta en base al control y las expectativas positivas, anticipando el logro propuesto. Promoviendo así la confianza en las propias capacidades para controlar la situación y alcanzar los resultados deseados.

La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera».  Robert K. Merton

Desde Maquiavelo a la actualidad

Si entendemos por profecía la predicción de un hecho que se hace por inspiración divina o sobrenatural, vamos a sostener que predecir algo que sucederá en el futuro es una revelación divina. Pero cuando hablamos de profecía autocumplida nosotros irrumpimos en ese camino, nos despojamos de Dios para contribuir a ese resultado, incluso sin saberlo.

Maquiavelo es conocido mundialmente por haber escrito el libro “El príncipe” en 1531. Su frase más célebre es “el fin justifica los medios” y es que acaso no podríamos decir que en búsqueda de ese resultado, aún sin tener consciencia de ello, entrelazamos diferentes fines hasta arribar a allí. Tal vez nos desespere un poco el sólo hecho de pensarlo, pero sin duda alguna, esto sucede. Y en tal caso, deberíamos reflexionar para evitar adelantarnos al resultado y entonces dejar que los medios confluyan en un libre albedrío para sorprendernos.

La profecía autocumplida es una predicción que uno realiza sobre su propia vida, sobre uno mismo, y con las decisiones que toma, la forma de ir hilvanando las interpretaciones, convierte esa profecía en realidad.

Ejemplos de las profecías autocumplidas negativas

Estar en pareja es uno de los estados más plenos en la vida de las personas, así como tener un trabajo donde podamos desarrollarnos y ser cada vez más capaces, o decidir tener un hijo. Proyectos cotidianos, plausibles de cualquier persona adulta. Pero qué sucede cuando cualquiera de ellos se tiñe de pensamientos negativos.

Supongamos que estamos muy bien en nuestra pareja, hace varios años que estamos juntos, la convivencia está en su mejor momento, la comunicación es fluida y el trato es por demás cariñoso. Pero de repente comenzamos a idear que tal vez todo ello es una ilusión y que en realidad nuestro partenaire tiene una relación paralela. Empezamos a ver, oír e interpretar todo a través de ese filtro: la duda. Y entonces desvirtuamos la realidad a tal punto que actuamos sobre ella y en pos de ella provocando enredos, discusiones, malos tratos hasta el hartazgo. Es decir, hasta que nuestra pareja en lugar de continuar en una relación hasta entonces ideal, vivencia una sensación de amenaza que lo aleja y tal vez lo lleve a buscar a otra persona. Por lo tanto, hemos colaborado a partir de una predicción que ella se vuelva real.

Trabajamos eficazmente, creemos en nosotros y estamos inmersos en el día a día para ser mejores. Pero poco a poco notamos que nuestro jefe en lugar de reconocer nuestro desempeño, valora el del compañero. Creemos que prefiere al otro por sobre nosotros y que ese otro trabaja en función de ello. Incluso, buscamos cuál será aquella característica que lo apuntala, pero no logramos hallarla. Empezamos un vaivén entre querer resaltar y a la vez hundir al otro. El otro que rápidamente se da cuenta y comienza a virar sus comportamientos, pero sólo en función de nuestro cambio. Finalmente, la carrera puede volverse despiadada provocando daños irreparables, hasta el despido de uno de los dos. Creímos que el otro había empezado una guerra con nosotros y en realidad nosotros la propusimos y el otro actúo en consecuencia provocando el resultado final, que sólo quede uno.

Tener un hijo es una decisión muy importante en la vida de cualquier persona. Es un cambio radical de la cotidianeidad, de las responsabilidades, de las prioridades, pero sobre todo es una decisión de vida. Nada será como fue jamás. El deseo puede presentarse, pero a la vez los pensamientos pueden su amenaza. Es difícil de creerlo, pero hay muchos casos donde tanto en el hombre como en la mujer aparece el miedo a no poder concebir. Cuando este pensamiento cobra un peso importante puede volverse real. Parejas que intentan quedar embarazados y a pesar de no tener ningún problema físico, no lo logran. Es la predicción de no poder que gana ante el deseo y el cuerpo. Creer algo con tanta intensidad puede llevarnos a alterar nuestro cuerpo y a truncar los caminos supuestamente deseados.

En todos los casos se termina creyendo que lo que uno predijo efectivamente era lo cierto, pero nunca se reflexiona sobre el actuar de uno previo a ese resultado. Es decir, analizar qué de ello tiene que ver con mis acciones, actitudes y decisiones.

Superar la profecía autocumplida negativa

En principio habremos de detectar los pensamientos negativos que intentan quedarse, aquellos que se reiteran queriendo instalarse. Una vez ordenados, será importante ponerlos en perspectiva, es decir intentar neutralizarlos para que en lugar de observar por el prisma negativo, podamos tomar otra arista, siempre posible. Luego reflexionar sobre su aparición y develar qué esconden. Tal vez tengan que ver con que no queremos seguir con nuestra pareja; o que en realidad me escudo en el trabajo y discuto allí en lugar de hacerlo donde realmente tengo un conflicto, por ejemplo el vínculo con el padre. O que el deseo de ser mamá no es un deseo genuino y sólo intento satisfacer el deber social. Todo ello permitirá que la primera predicción se ponga en jaque y tal vez evites encontrarte con ese resultado al final del camino. Sea el resultado que fuere, aquel que predijimos negativamente, o uno positivo, luego de estas reflexiones sabremos que nuestras conductas tuvieron lugar en él. Ya no seremos ingenuos frente a las consecuencias. Las predicciones serán el fin resultado de nuestros medios puestos a su disposición.

Bibliografía:

Bandura, A. (1977). Self-efficacy: toward a unifying theory of behavioral change. Psychological review, 84(2), 191.

Ingeniero informático, actualmente CEO y propietario de las empresas psiqueviva.com. Amo escribir y leer artículos interesantes e intento proporcionárselos a los usuarios de esta plataforma.