¿Nos precipitamos al juzgar a las personas? Influencia del «efecto halo»

Efecto halo

¿Pensamos que podemos precipitarnos en concluir cómo es una persona?, ¿qué importancia tienen en nosotros las primeras apariencias?, ¿cómo creamos estos juicios?, ¿podemos confiar en nuestras decisiones? En respuesta a estas preguntas aparece “El efecto Halo”, supone una tendencia, que actúa como un error del pensamiento (sesgo cognitivo), donde se parte de una característica central para formarnos una opinión del total. Una persona puede gustarnos o disgustarnos a través de la influencia de una característica en particular.

Es un error muy común en todas las personas, ya que facilita que rápidamente obtengamos una impresión sobre alguien, o la representación inmediata de una situación. Para nuestra mente este proceso resulta cómodo ya que se trata de un  atajo mental. Dominado por nuestra intuición, para llegar de manera simple y coherente a una interpretación. Los prejuicios se forman también bajo esta ley del mínimo esfuerzo.

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  • Veamos un ejemplo:

Nos presentan a una persona que se muestra agradable y respetuosa, a continuación nos formamos una buena impresión sobre ella, atribuyéndole características positivas que no tienen porqué relacionarse necesariamente con las que acabamos de conocer. Pero de forma automática podríamos considerar también que esa persona es sincera, sin que realmente nos lo haya demostrado. Por comodidad, constantemente hacemos estas relaciones, tanto con los aspectos positivos que acabamos de conocer en alguien como con los aspectos negativos. No damos la oportunidad de comprobar el conjunto de la persona. ¡A nuestra mente ésto no le interesa! Supone un gasto de energía innecesario a priori.

  • ¿Cómo funciona este error del pensamiento?

Estas tendencias se realizan diariamente de forma automática, con la necesidad de comprender mejor las cosas mediante el mínimo esfuerzo, a través de las suposiciones y las intuiciones. Dejándonos guiar por nuestras emociones para realizar una interpretación.  Que por supuesto, no está razonada, ni tiene base sobre la que se fundamente.

  • ¿Cómo se demostró que funcionamos así?

Un estudio clásico que demuestra el efecto Halo, es el de Solomon Asch,  haciendo la descripción de dos personas, pidió que comentaran su personalidad:

Alan: inteligente, trabajador, impulsivo, testarudo, envidioso.

Ben: envidioso, testarudo, impulsivo, trabajador, inteligente.

En el experimento llevado a cabo por Solomon Asch se demostró que a pesar de que son las mismas características para uno y el otro, ya que solamente están invertidas,  vieron mucho más favorecido a Alan que a Ben. Los rasgos iniciales de la lista cambiaron el verdadero significado de las siguientes características. Si se mostraban antes las positivas, las demás se veían algo más justificables, cuando se presentaban primero las negativas,  a las siguientes ya se les consideraba incluso como algo peligroso. Porque para nuestra intuición no es lo mismo una persona inteligente que sea envidiosa, que una persona envidiosa que es inteligente. Nuestros juicios dependerán de la información que obtengamos primero sobre alguien.

En otro experimento, de nuevo por Solomon Asch, presentando a un individuo las características de ambos sujetos, éstas estaban igualmente a la inversa, se les preguntaba si se trataba de la misma persona, la mayoría afirmaban que era imposible que fueran la misma persona. Algo cuanto menos curioso, cuando realmente presentan las mismas características.

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  • El orden de los factores, en este caso, si altera el producto

Esta importancia sobre la secuencia, en nuestra vida cotidiana, viene en la mayoría de las ocasiones determinada por el azar, pero como se puede comprobar, esta secuencia tiene gran importancia para nosotros, ya que a través de la primera impresión hacia una persona, intuitivamente nos formaremos una imagen más positiva o negativa, que resultará determinante, a no ser que luego sigamos manteniendo un contacto profundo con esa persona, donde podríamos conocerla realmente comprobando como es.

  • ¿Cómo influye en nuestras decisiones?

Kahneman, psicólogo que obtuvo el Nobel de economía en 2002 En su libro “Pensar rápido, pensar despacio” muestra como él, siendo profesor de universidad,  comprobó que los ejercicios de un alumno en particular, al corregirlos, la influencia de los primeros  decisionesdeterminaba notas más positivas o negativas en los siguientes. Al darse cuenta de este error que estaba cometiendo, quiso controlarlo, corrigiendo el primer ejercicio de todos sus alumnos, y apuntar la nota al dorso,  posteriormente cuando corrigiera las siguientes volvería al dorso a poner la nota y daría cuenta de la que había puesto anteriormente. Dice en su libro, que al ver que la nota siguiente que iba a poner, al compararla con la anterior,  si había una gran diferencia, se sentía mal, creyendo que había errado en su corrección.  Esto se debe a que no podía soportar la contradicción de sus pensamientos. Se encontraba ante dos pensamientos opuestos, la incoherencia le incomodaba, y sólo podía resolverlo tomando una decisión, ya sea acercando la segunda nota un poco más a la primera (el error común) o pensar que esto puede suceder y debe rechazar dejarse influir por lo que sabe de la anterior nota (control del efecto Halo).

A esta situación  en la que hay que descartar uno de los pensamientos para quedarse más tranquilo, en psicología se le llama “Disonancia cognitiva”.  Kahneman entendió entonces que si se encontraba bajo esa situación, la incómoda incongruencia significaba que lo estaba haciendo bien, estaba actuando hacia la realidad. Estaba siendo justo. Ya que  bajo el efecto Halo se tiende a correlacionar el error, siendo lo más cómodo y sensato para nuestra mente.

Lo peor de todo, como dice el propio Kahneman, es que esto sucede en todos los ámbitos de la vida, por lo que decisiones tan importantes en las que estamos todos involucrados, que toman los políticos, banqueros, educadores, personal sanitario, etc. Se realizan bajo estos procesos a los que estamos habituados.

  • Conclusión

Si somos conscientes de esto, en muchas situaciones en las que nuestra interpretación sobre una situación o una persona en concreto, son determinantes, y tienen una gran importancia, habrá que intentar controlarlo, para llegar a una interpretación y conclusión lo más aproximada posible a la realidad. Hay que pararse un momento, creer que nuestro pensamiento puede estar equivocado, e intentar razonar y comprobar las cosas. Un buen consejo para esto sería: procura no creer todo lo que pienses.

Ingeniero informático, actualmente CEO y propietario de las empresas psiqueviva.com. Amo escribir y leer artículos interesantes e intento proporcionárselos a los usuarios de esta plataforma.

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