El nombre suele ser lo primero que preguntamos cuando conocemos a alguien y así ha sido desde hace milenios. Es para los padres una decisión realmente importante ponerle nombre a su bebé cuando nace, y normalmente ya está decidido antes de que nazca, o antes incluso de que esté en el vientre materno.
El nombre que escogemos para nuestro bebé dice mucho de nosotros, de nuestra sociedad, las tendencias actuales, la historia y su evolución. Es una forma de designar a un nuevo ser y darle la bienvenida, tenemos esa necesidad de hacerlo, y el deseo de elegirlo; ya que esta decisión acompañará al desarollo del bebé hasta su edad adulta para el resto de su vida.
El nombre como seña de identidad
Aprendemos desde la infancia a identificarnos con nuestro nombre, a responder ante él y a integrarlo como una entidad que nos va a acompañar para el resto de nuestras vidas. Es por ello que resulta normal tener muchas dudas como padres a la hora de elegir el nombre de nuestros hijos, por lo que si buscas ayuda para saber qué nombre ponerle a tu niño, pásate por aquí y echa un vistazo al gran listado que ofrece significado-de-nombres.net. Es una gran responsabilidad, ya que de alguna manera vamos a determinar su seña de identidad con nuestra decisión.
El apellido es algo que ya se sabe y es hereditario, sin embargo el nombre si que es algo de libre elección, y por lo tanto supone una responsabilidad para los padres elegir. Existen tantos nombres originales para niños como podamos imaginar, y es por ello que la decisión se hace más difícil. Al final como pareja podemos dejarnos influir a la hora de elegir el nombre para nuestro bebé, por nuestros gustos, intereses, y aquello a lo que más importancia demos.
¿En qué nos basamos para elegir los nombres?
Ya sea poner el nombre de un familiar o persona a la que admirábamos ya fallecida, y le teníamos una gran estima, o una elección etimológica; sabiendo lo que significa el nombre y las características que son importantes para nosotros. como por ejemplo: Alicia (verdad en griego), Sofía (sabiduría en griego), Lucia (luz en latín), Sebastián (majestuoso en griego). En lo que nos basamos a la hora de elegir el nombre de nuestros hijos tiene mucho que ver con nosotros: con nuestras prioridades, nuestra educación y nivel cultural.
El nombre de nuestros vástagos nos delata; ya sea por gustos culturales, creencias religiosas, tradiciones familiares, gustos literarios y del mundo del espectáculo, etc. Lo cierto es que cada nombre tiene un sentido para las personas quienes lo deciden, y ese sentido dice bastante acerca de los padres, ya sea si se ponen ambos de acuerdo o se impone la decisión de alguno de ellos (esto también sería un dato relevante).
¿En qué nos influye nuestro nombre?
Como seña de identidad que es, nuestro nombre obviamente es algo que nos influye, que nos representa y nos caracteriza. Muchas personas han sufrido incluso traumas en su niñez a causa de burlas por su nombre. Otras en cambio se han beneficiado, aportándoles carisma y personalidad, afianzándose y ganando seguridad en sí mismas; esto también tendrá que ver a la actitud del valor que le da cada cual a su nombre.
Lo creamos o no, nuestro nombre nos influye y muchas son las personas que lo saben y lo han vivido en sus propias carnes. Como padres, sabemos que poner el nombre a nuestro bebé es toda una responsabilidad y que no es algo para tomarse a la ligera, tomar dicha decisión requiere de tiempo y de una buena indagación personal.
En nuestro caso, mi mujer estuvo atenta durante el embarazo a sus sueños y en 3 ocasiones soñó en diferentes situaciones con el nombre de Paula. Creo q es el mejor método para adjudicarselo, q lo elija el mismo bebé. Gracias