Las fobias específicas son uno de los trastornos de ansiedad más comunes. Se caracterizan por un miedo irracional y desproporcionado hacia algo externo, su anticipación o presencia generan extrema ansiedad e incluso ataques de pánico. Según los datos obtenidos en consulta clínica un 10% de la población sufre de alguna fobia específica.
Se trata de un miedo intenso y persistente y, aunque el miedo por sí mismo es una emoción adaptativa, que nos ayuda a prestar atención y a activarnos, evitando aquello que nos puede generar algún peligro real. La fobia se caracteriza por ser un miedo irracional: el objeto o la situación temida no representan un peligro real. Por eso se dice que es un miedo desproporcionado.
Fobias más comunes
- Animales: insectos, arañas, serpientes, ratas, pájaros, etc.
- Inyecciones, sangre, heridas y diversas situaciones médicas.
- Espacios cerrados: volar en avión, ascensores y túneles.
- Ambientes naturales, relámpagos, oscuridad, viento, alturas, etc.
¿Por qué hay fobias que aparecen a una edad determinada?
Hay fobias específicas que es normal que se presenten a ciertas edades tempranas, como el miedo a animales concretos. Se puede presentar la fobia incluso sin haber tenido una experiencia desagradable con aquello que produce la fobia. Por lo que no es necesario que una culebra, una araña o un perro nos hayan atacado o mordido para que se desarrolle la fobia.
Los psicólogos evolucionistas dan una explicación a esta conducta fóbica a ciertas edades tempranas, informando que tiene su origen en nuestros antepasados, cuando por supervivencia había que tener muy claro cuáles eran los animales o situaciones a evitar.
La fobia tiene también un componente de aprendizaje social, en el que tampoco es necesario haber tenido una experiencia desagradable, ya que con el hecho de ver a otras personas (Aprendizaje vicario) sentir miedo ante algo específico se puede desarrollar.
Síntomas de la fobia específica
La exposición a lo que produce fobia genera un gran malestar, provocando una reacción excesiva de ansiedad en relación a la amenaza real. Se experimenta una sobreactivación produciendo un aumento de la presión arterial, exceso de sudoración, tensión y dificultad para controlar los músculos.
Hay fobias que se vuelven limitantes, pudiendo interferir en el trabajo y la vida social, impidiendo desarrollar las actividades cotidianas. Como por ejemplo si hay que viajar a otros países por cuestiones de trabajo; tener miedo a los aviones.
Es importante en la mayoría de los casos acudir a un especialista para tratar la fobia, aunque éstas tienden a cronificarse, responden muy bien al tratamiento psicológico.
Bibliografía consultada:
Bados, A. (1998). Fobias específicas. Manual de terapia de conducta, 1, 169-218.