El mindfulness para niños ha mostrado una gran eficacia con sus beneficios. Cada día se incrementa el número de niños a los que se les dificulta prestar atención, los que no se concentran, se olvidan todo y pareciera que no escuchan. La práctica del Mindfulness o la atención plena contribuye a que estos niños puedan concentrarse, pues les permite darse cuenta de lo que pasa por sus cabezas, por su cuerpo y centrar su atención.
Actividades de Mindfulness para niños que mejoran su atención
Muchas investigaciones ponen evidencia que la práctica de Mindfulness activa zonas del cerebro implicadas en la planificación, la concentración, la memoria y la ejecución de las tareas. Además inhibir o relajar aquellas áreas sobre activadas en niños con problemas de atención, motivo por el cual se distraen con cualquier cosa y cambian de una a otra actividad.
¿Cómo beneficia la actividad de Mindfulness a la concentración?
1. Atención auditiva:
Cada vez que suena la campana o cuento tibetano en las sesiones de Mindfulness, los niños entienden que deben dejar de hacer cualquier cosa para cerrar sus ojos, escuchar con atención el sonido y permanecer silenciosos hasta que dejen de oírlo. Esto puede durar hasta 20 segundos.
- Atención visual:
Durar 12 minutos en silencio mirando a los ojos a un compañero; observar una vela durante 5 minutos; o mirar un conjunto de objetos para después recordarlos son algunos ejemplos.
- Atencióntáctil:
Los masajes en pareja se realizan con la finalidad de prestar atención a las sensaciones que se están recibiendo, sea que se hagan o cuando se recibe. Muestra de ello es el masaje “pizza”, donde cada niño va “incorporando” diferentes ingredientes en la espalda de su pareja, que implican distintos tipos de masaje. Para finalizar, se escriben también palabras bonitas, como amor, paz o virtudes que tenga el otro para que formen parte de esa pizza.
- Atención al entorno:
Puede parecer sencillo pasarse un vaso de agua unos a otros, pero si se hace con los ojos cerrados el asunto se dificulta. Lograr que el vaso no se caiga, requiere que los niños estén en silencio, concentrados y dándose cuenta de cada sonido que hay alrededor, estos les darán pistas de cuándo llegará el vaso hasta ellos.
- Paseo consciente:
Se trata de dar un paseo con el propósito de sólo pasear, oliendo, mirando, escuchando en silencio y prestando atención al andar del otro para no despistarse. Si a eso se le suma cada cierto tiempo el sonido de un gong, que indique que se detengan, para con ello darse cuenta de si sus pensamientos estaban en ese momento en el paseo o en otro lugar.
6. Respiración consciente sentado:
Permanecer sentados sin hacer nada, rectos, quietos, centrados en la respiración, hace que paulatinamente la atención se vaya desarrollando. El fijar las manos en la tripa contribuye además a que tomen conciencia de cómo la misma se va hinchando en cada inspiración, y se deshincha con la espiración. Cabe acotar que el tiempo de cada niño es muy subjetivo; hay niños de 8 años que pueden respirar 5 minutos desde el primer día sin problema, así como niños a los que les costará estarse quietos durante 30 segundos. Asimismo, algunos pueden estar con los ojos cerrados, pero otros no. lo fundamental es respetar el ritmo de cada uno.
- Respiración conscientecaminando:
Para niños que no pueden estarse quietos, representa una variación del ejercicio anterior. Se basa en caminar muy despacio, valiéndose de piedrecitas que son colocadas en los pies que los obligue a prestar atención para que no se caigan, también puede usarse un plato encima de la cabeza.
Importancia de los padres
Como ocurre siempre, es indispensable la implicación de los padres. No se trata de actividades especiales, sino que adquieren ese carácter que proporciona el Mindfulness cuando el que las imparte lo hace desde la práctica. Por ende, si se quiere practicarlas en familia, los padres deben de saber el sentido de las mismas y estar muy presentes, esto implica que su atención esté focalizada en lo que se hace, con ánimo de disfrutar y sobre todo sin forzar.
Beneficios que otorga el Mindfulness a los niños:
- Contribuye a mejorar el aprendizaje, la creatividad, la atención y el rendimiento académico
- Los niños pueden ignorar las distracciones para así concentrarse mejor
- Les ayuda notoriamente a regular sus emociones, encontrar el equilibrio y tranquilidad cuando se sienten molestos, angustiados o enfadados, generándoles mayor seguridad
- Incrementa la introspección, es decir, ven con más claridad lo que pasa en su interior y exterior, percibiendo lo que sucede en su entorno y en los demás
- Incentiva el desarrollo de la compasión y la amabilidad hacia ellos mismos y hacia los demás
- Optimiza las habilidades pro – sociales donde se incluye la empatía, la paciencia, la alegría por el bienestar de otros o la ecuanimidad.
4 ejercicios de Mindfulness para niños
Si sientes curiosidad por el Mindfulness para niños, esto te puede provocar iniciarte en su práctica con tus hijos o alumnos. Estas son algunas de las alternativas más sencillas:
- La campana: Decirle al niño que se tocará una campana, solicitándole que escuche con atención el sonido para levantar las manos cuando deje de oírla.
- Los astronautas: para jugar a ser astronautas que visitan otros planetas es necesario ofrecerles una pieza de algún y pedirle que la describa utilizando los 5 sentidos: cómo es, qué forma tiene, si pesa, cuál es su color, si es duro o blando, suave o rasposo, si huele o no, si es dulce o salado, y cosas por el estilo.
- Memoria del viaje: se basa en intentar que recuerden 5 cosas que vean de camino al colegio, en la visita a un museo, en un tramo de viaje en auto o en un simple paseo por la calle para que digan ¿Cómo son?, y traten de percibir cada vez más cualidades de las cosas sin juzgar, o sea, sin decir si malo o bueno, feo o hermoso, sencillamente apreciar las características de lo que los rodea.
- Atentos y quietos como la rana: una de las particularidades de este animalito es que puede dar grandes saltos pero también estarse muy quieta, mientras observa todo lo que pasa a su alrededor sin reaccionar de inmediato y respirando con mucha calma. La idea es sentar a los niños y respirar como la rana, notando como la barriga se abulta un poco y luego se hunde otra vez.