Los investigadores del Instituto Marcus de Salud Integrativa en la Universidad Thomas Jefferson, han comprobado en los cerebros de las personas participantes en el retiro espiritual, como existen cambios significativos en los sistemas de dopamina y serotonina. Lo que se relaciona con una disminución de la ansiedad y del estrés.
Existe una tendencia en nuestra actual sociedad capitalista a realizar retiros espirituales, como una forma de desconectar de todo lo que nos atormenta. Vivimos con un ritmo de vida, donde lo único que nos apetece, en ciertas ocasiones, es escapar y huir hacia la tranquilidad, para relajarnos y encontrar la calma que no nos permite nuestro día a día. El equipo de investigación de este estudio ha querido demostrar cómo se producen los cambios de química en el cerebro que están asociados a un mayor bienestar. El equipo publicó sus resultados en Religión, Cerebro y Comportamiento.
Los retiros espirituales a prueba
Este estudio surgió del hecho en el que más estadoudinenses que nunca están recurriendo a los retiros espirituales, buscando lugares donde encontrar la calma y la tranquilidad que no son capaces de encontrar en su vida cotidiana. Se recurre a estas experiencias para mejorar el bienestar, sin embargo, no sabíamos si este bienestar era algo subjetivo u objetivo, ¿se producía realmente un mayor bienestar tras un retiro espiritual?
Pues al parecer, según los investigadores, se abre un camino de investigación importante al respecto, ya que los cambios químicos a nivel cerebral que corresponden con el bienestar, como son la serotonina y la dopamina aumentan tras la experiencia de un retiro espiritual:
«Dado que la serotonina y la dopamina son parte de la recompensa y los sistemas emocionales del cerebro, nos ayuda a entender por qué estas prácticas resultan en experiencias emocionales poderosas y positivas», dijo Andrew Newberg, MD, Director de Investigación del Instituto Marcus de Salud Integrativa. «Nuestro estudio mostró cambios significativos en los transportadores de dopamina y serotonina tras el retiro de siete días, lo que podría ayudar a los participantes principales para las experiencias espirituales que informaron».
El retiro espiritual del estudio fue financiado por el Instituto Fetzer, que incluyó a 14 participantes cristianos con edades comprendidas entre los 24 y los 76 años. Asistieron al retiro ignaciano, basado en los ejercicios espirituales desarrollados por San Ignacio de Loyola, que fundó a los jesuitas. La mayor parte del día se favorecía la contemplación silenciosa, la oración y reflexión. Además, los participantes asistían cada día a una reunión con el director espiritual para la orientación de ideas.
«De alguna manera, nuestro estudio plantea más preguntas de las que responde», dijo el Dr. Newberg. «Nuestro equipo está curioso acerca de qué aspectos del retiro causaron los cambios en los sistemas de neurotransmisores y si diferentes retiros producirían resultados diferentes.» Espero que los estudios futuros puedan responder a estas preguntas «.
Fuente: Universidad Thomas Jefferson