Las investigaciones actuales, que cuentan con una cantidad de datos bastante considerable sobre las diferentes formas de memoria, han alcanzado una maduración crítica, en la que se indica la unificación de cinco grandes tipos de memoria.
Endel Tulving, destacado especialista canadiense en psicología cognitiva, galardonado con el Premio Internacional Pasteur-Weizmann/Servier 2009, por su trabajo sobre la neuropsicología de la memoria, propuso tres memorias jerarquizadas que se desarrollan a largo plazo, almacenando la información durante largos periodos de tiempo. La memoria perceptiva, la semántica y la episódica.
Tipos de memoria de largo plazo
La memoria perceptiva
Es el recuerdo de un precepto incluso antes de que adquiera un significado, es la razón de que en la percepción visual a veces se pueda percibir una forma antes de identificarla, el cerebro retiene un primer esbozo de lo que ha percibido, se produce un efecto de sensibilización perceptiva donde el hecho de haber percibido algo anteriormente, facilita su reconocimiento reactivando en el cerebro la huella mnésica.
La memoria semántica
Son los conocimientos generales que se van adquiriendo cotidianamente, esta memoria es importante para estudiar y ejercer una profesión que requiera de una gran preparación teórica. Las personas cultas que saben sobre todo tipo de temas tienen esta memoria bastante bien desarrollada.
La memoria episódica
es la que almacena los recuerdos de lo que se ha vivido, esas situaciones que se tienen bien ubicadas en espacio tiempo, asociadas a un instante y lugar. Eventos, sucesos, acontecimientos que se han vivido directa o indirectamente. Las personas que tienen una gran memoria episódica saben describir sorprendentemente los detalles de algo ya vivido hace mucho tiempo, son esas personas que gustan de rememorar tiempos ya pasados bajo forma de relato.
Estas memorias interactúan entre sí, tienen su propia lógica y su existencia individual. la memoria está compuesta por diferentes módulos, las tres memorias que hemos comentado anteriormente constituyen una cadena que conduce a la formación del recuerdo, comenzando por la percepción, para acceder luego al sentido y finalmente al acontecimiento.
Existe además un modelo global de memoria en el que se encuentran la memoria operativa y procedimental.
Memoria operativa
Esta memoria juega un papel fundamental en nuestras vidas, ya que la mantenemos constantemente activada por necesidades obvias, como es vivir la acción presente, teniendo en cuenta toda la información que poseemos para ejecutarla en tiempo real, como supone el hecho de hablar, imaginar, reflexionar o calcular. En una conversación en la que se está proponiendo un lugar y hora en la que quedar para un próximo día, estamos considerando en ese momento información como la disponibilidad, medio de transporte en el que iremos y lugar donde tendremos que ir.
De esta manera se mantiene presente durante la interacción factores sobre los que reflexionamos simultáneamente, esta información consciente es mantenida por la memoria operativa. Esta, así pues, participa activamente en la creación de una conciencia del presente. Interviene además en las operaciones matemáticas, cuando disponemos de un número en mente. Ya sea el 35 el cual se presenta una situación en la que tenemos que multiplicar por dos y restarle 5, esta operación mental que retiene un resultado el 70 para posteriormente restarle 5 supone una activación de la memoria operativa.
Memoria procedimental
La memoria procedimental tiene que ver con el aprendizaje y la conservación de competencias, Gracias a esta memoria los aprendizajes más complejos son capaz de automatizarse pudiendo así adquirir una mayor habilidad, como es el caso de tocar un instrumento, realizar algún tipo de actividad deportiva, conducir un coche, etc.
Es independiente de los demás tipos de memoria, como muestra el hecho por ejemplo de teclear en el teclado del ordenador, en un primer momento activamos para aprender dónde está cada tecla la memoria semántica y la episódica (ya que se trata de un conocimiento), después se automatiza, y ya no se necesita de estas memorias. Simplemente nuestros dedos se dirigen directamente a cada una de las letras de forma mecánica, sin necesidad de pensar, por lo que supone un gran ahorro de energía. Se puede conseguir que un amnésico aprenda una tarea, sin que luego sepa como la aprendió, la realiza correctamente gracias a una huella procedimental.
Estos dos últimos tipos de memoria que se han explicado pueden interactuar entre sí. Para aprender tareas complejas se mantiene en la conciencia (memoria operativa) gestos y posturas físicas que se aprenden para ir automatizando la secuencia (memoria procedimental).
Fuente: Eustach, F. Desgranges, B. «Hacia un modelo unificado de la memoria», Mente y Cerebro, 43, 2010, págs. 48-56.
Fuente: Eustach, F. Desgranges, B. «Hacia un modelo unificado de la memoria», Mente y Cerebro, 43, 2010, págs. 48-56.