El coronavirus ha dejado en marzo del 2020 los peores números de la historia de paro y destrucción de empleo del mundo. Es la peor cifra mensual desde que hay registros, pero sabemos cuales van a ser los problemas psicológicos ante esta incertidumbre, ante la imposibilidad de conseguir tampoco trabajo.
¿Cuáles son los efectos del desempleo en las relaciones familiares y sociales? ¿Cómo cree el desempleado qué es visto por los demás? ¿Cuáles son los pensamientos y sentimientos que tiene sobre sí mismo o su situación?
El trabajo, además de aportarnos un nivel económico o salarial, también podemos considerarlo en la mayoría de las ocasiones como una fuente de bienestar y equilibrio psicológico y/o social. Siendo un factor importante en nuestra identidad personal, la identidad profesional.
Cuando una persona busca empleo por primera vez o ha trabajado durante años y repentinamente se encuentra en una situación de desempleo, puede llegar a experimentar una serie de repercusiones emocionales, psicológicas y sociales. Así lo afirma la Asociación Psicológica Americana (APA) “las personas desempleadas corren el doble del riesgo que las personas empleadas de sufrir problemas psicológicos tales como depresión, ansiedad, síntomas psicosomáticos, bajo bienestar psicológico y pobre autoestima”. (Paul & Moser, 2009).
Pero hay que tener en cuenta que la situación de desempleo es una experiencia subjetiva, ya que es vivenciada e interpretada de diferente manera de acuerdo a una serie de circunstancias individuales y de los diferentes recursos psicológicos que la persona disponga para afrontar el problema.
Según las diversas investigaciones y la opinión de expertos profesionales, encontramos una serie de fases y factores comunes en relación a los efectos psicológicos que pueden producirse en la situación de desempleo.
Fases ante la pérdida del empleo
Generalmente, la primera reacción ante la llegada del desempleo suele ser la perplejidad, con una mezcla de escepticismo y miedo. Similar a una situación de shock en la que hay presentes sentimientos de desorientación y confusión, acompañados de una sensación de fracaso e incapacidad para hacer planes de futuro.
Más tarde, le sigue una fase de recuperación, caracterizada por un optimismo irreal, teniendo la impresión de “estar en vacaciones”, lo que implica que aun la persona no se considera como un desempleado. Así, la pérdida del empleo es percibida como algo temporal.
Pero pronto, se produce un momento en la persona en el que ya no puede seguir viviendo su situación como unas vacaciones y le asalta el miedo a que su situación de desempleo se prolongue en el tiempo; aquí es cuando comienza a hacer gestiones para encontrar trabajo, obteniendo las primeras experiencias de fracasos en relación a la búsqueda de un nuevo empleo.
Y cuando todos los esfuerzos no dan resultado, el individuo se siente pesimista y puede presentar síntomas de ansiedad, con períodos de melancolía e irritabilidad y en muchos casos con la aparición de trastornos psicofisiológicos. En esta fase es crucial el apoyo familiar social y la capacidad de afrontamiento de la persona.
Posteriormente, tiene lugar el reconocimiento de la propia identidad de desempleado con todas sus características psicológicas. Llegan ideas fatalistas, mientras se reduce la búsqueda de empleo, sin tener perspectivas de éxito. Así, el individuo ve el paro como un fracaso personal en lugar de social, lo que le conduce al aislamiento.
Con el paso del tiempo, la experiencia social se ve empobrecida, debido al cambio de la estructura de la vida cotidiana y por la tendencia a apartarse de la vida social al sentirse avergonzados e inseguros. Situación que se ve agravada a menudo, por la indiferencia y el desprecio de los otros que le consideran débil, introduciéndose en ocasiones la persona en una espiral depresiva que se puede manifestar en momentos en una intensa amargura con impulsos de cólera, ideas suicidadas o abuso de alcohol y tabaco.
Características psicológicas del desempleo
Por lo tanto, uno de los primeros impactos del desempleo es el padecimiento del síndrome de invisibilidad, como afirma el profesor de psicopatología de la Universidad de Murcia José Buendía. La persona que lo padece siente que “no le ven”, encontrándose perdida entre la multitud, considerándose totalmente fuera del sistema económico-social.
Además, la situación de desempleo provoca un sentimiento de tensión en muchos individuos que no encuentran trabajo por primera vez o que habiendo desempeñado alguna actividad profesional, no pueden ejercerla. Esta situación, representa para el individuo un cambio en la estructura social a la que estaba habituado, ha perdido su identidad profesional. Y bien es cierto, que todos necesitamos un sentido de estructura y una finalidad o ideal para poder vivir, correspondiéndose esto para muchas personas con su trabajo.
La evaluación que se tiene sobre sí mismo cambia, provocándose un sentimiento de incapacidad personal y autoculpabilización. Aumentan los comentarios críticos hacia uno mismo y los autorreproches, generándose mayor estrés y una disminución o pérdida de la autoestima.
Así, la persona va aislándose de los demás, desembocando esto en un deterioro de relaciones familiares y sociales. Pudiendo aumentar en ocasiones la sintomatología depresiva, como los sentimientos de tristeza o la ausencia de tener ganas de hacer las cosas que hacía antes. Mientras que en otros casos, aparecen sentimientos de irritabilidad, temor, preocupación y/o sintomatología ansiosa. Incluso, se ha relacionado la situación de desempleo con la aparición de trastornos psicofisiológicos.
El desempleo provoca así un malestar psicológico que si no es manejado de forma conveniente puede desembocar en problemas psicosociales y/o trastornos mentales.
Bibliografía:
-Buendía, J. (1989). Aspectos psicológicos y psicopatológicos del desempleo: depresión y apoyo social. Psiquis,2, 47-53.
-Buendía, J. (1990). Psicopatología del desempleo. Anales de Psicología, 6 (1), 21-36.
Es muy dificil estar bien anímicamente cuando no tienes trabajo, y tal como están las cosas, la incertidumbre pesa mucho