En una era plagada de comunicaciones y de redes sociales, nos preguntamos por qué surgen cada vez más los sentimientos de soledad en las personas. La calidad de las relaciones humanas y de los vínculos establecidos serían los determinantes de este fenómeno. Entender qué es la soledad, y la Teoría del Apego para ayudarnos a comprenderla, es fundamental.
La soledad emocional es un estado que implica la carencia o ausencia de otros significativos, provocando en el sujeto desesperanza y tristeza (junto con experiencias de incomprensión), que pueden derivar en trastornos de ansiedad, depresión y patologías sociales.
Aclaremos que se trata de una apreciación subjetiva, en oposición al Aislamiento, que es un hecho objetivo, el estar separado de los otros (como en el caso de los sujetos privados de su libertad).
John Bowlby, psicoanalista inglés (1907-1990) fue uno de los pioneros en desarrollar la teoría del apego. Según este autor, las experiencias tempranas de la infancia tienen consecuencias a largo plazo.
¿Qué es la Teoría del Apego?
El Apego es la búsqueda de proximidad con la persona cuidadora. Ésta otorga seguridad y confianza, que será la base que permitirá afrontar las dificultades que se le presenten a lo largo de la vida. Si en la niñez la figura de apego son los padres, en la adolescencia se corre hacia la figura de los pares. En la adultez podría ser la pareja. Y en la vejez podrían ser los hijos en los que se confía su cuidado.
¿Qué es lo que convierte a una persona en figura de apego (attachment figure)?
Que se la perciba y se la sienta como proveedora de seguridad y confianza, interesada y comprensiva. Cuando la persona a la que se espera que dé confianza y seguridad, no está cercana ni disponible, aparece la soledad.
¿Cuál es el aporte de la Teoría del Apego?
Vínculos de apego positivo fuertes redundan en relaciones positivas. El apego seguro es una fuente de autoestima, dando mayor capacidad de afrontamiento en situaciones de crisis.
¿Cuáles son los tipos de apego?
Apego Seguro: el cuidador responde a las necesidades del niño, relacionándose placenteramente. Esto vuelve al individuo confiado y querible.
Apego Ansioso Ambivalente: el cuidador responde de una manera inestable e imprevisible frente a la demanda del niño.
Apego Ansioso Evitativo: el cuidador rechaza y es inexpresivo frente al niño, generando desapego, irritabilidad y distancia en las relaciones.
Los estilos de apego funcionan como modelos internos, es decir que la relación madre-bebé se reedita en vínculos posteriores. Los niños de apego seguro toman a la madre (u otra figura a la que apegarse) como base segura para explorar el entorno. Los niños de apego inseguro tienden menos a explorar el ambiente, incluso en presencia de ella. Luchan notoriamente contra la soledad y siguen buscando compañeros de apego. Se muestran autosuficientes (prescindiendo de los demás y su ayuda), pero llevan consigo una gran soledad.
La modalidad de apego condiciona la forma de vincularse, ya que funciona como la base segura para salir a explorar el mundo. Si bien la temprana infancia es formativa de las posteriores vinculaciones, no es determinante para el resto de la vida. En sus relaciones adultas, los individuos pueden revertir y cambiar el modelo mental operante.
Podemos decir entonces que la soledad surge cuando hay necesidades insatisfechas (necesidad de ser acunado, necesidad de respuesta frente al llanto, por ejemplo) que se traen de la niñez, provocando un profundo padecimiento.
Las investigaciones han determinado que la soledad aparece cuando hay discrepancias entre lo que uno desea o necesita y lo que efectivamente obtiene del otro. Esto se relaciona con las ausencias percibidas de las relaciones sociales significativas.
Soledad Situacional y Soledad Crónica
Se puede diferenciar la soledad crónica de la soledad situacional producto de un estado transitorio, agudo y doloroso, como por ejemplo la viudez o la separación. En la soledad crónica, el individuo permanece solo por largos periodos de tiempo, teniendo dificultades a la hora de establecer vínculos que impliquen confianza y cercanía. Muchas veces producto del temor al fracaso en las relaciones interpersonales (y de la baja autoestima) derivadas de vínculos primarios inseguros, evitan y rechazan el contacto con las demás personas, lo que genera un círculo vicioso.
¿Cómo son los abordajes terapéuticos en relación a la soledad?
Terapias breves que apunten a reconstruir las redes de apoyo social, en el caso de la soledad situacional.
Intervenciones que apunten a mejorar las habilidades sociales del sujeto, en el caso de la soledad crónica. Se trabaja profundamente revisando los vínculos de apego primarios.
Puede suceder que una persona sufra no sólo por soledad emocional, sino que se le sume la soledad social. En este caso hablamos de la importancia de una red de contención, red de amigos, que provea de sentimientos de integración social (comunidad cohesiva). El apoyo social favorece la salud física y psicológica y evita el estrés. La presencia de un otro que nos reconozca, contribuye a nuestra identidad.