Winnicott fue un psicoanalista, médico y pediatra inglés que desarrolló muchas teorías basado en sus prácticas. Gracias a sus desarrollos hoy podemos saber mucho de lo que le sucede a los recién nacidos, pero sobre todo a las primeras necesidades tanto de salud física como psíquica. El autor propone cuáles son las acciones que toda madre debe cumplir para el pleno desarrollo del primer vínculo.
Procesos que interactúan
Hay tres conceptos que son diferentes y que en el caso de los seres humanos sólo en la interacción dan tales resultados. Ellos son maduración, crecimiento y ambiente.
Crecimiento es el aumento de un organismo vivo en aspectos cuantitativos como peso o volumen, por lo tanto implica lo medible. Ejemplo, un río crece en cantidad de agua. Por su parte, la maduración supone cambios cualitativos en la organización anatómica y fisiológica que afecta tanto a las capacidades de acción como a las de reacción. Un ejemplo posible son los mecanismos nerviosos que median en la conducta no tienen capacidad funcional en edades tempranas y necesitan madurar. Y por último, el ambiente. En éste también inciden en el desarrollo y refiere a la alimentación, la naturaleza de los vínculos, entre otros.
En síntesis, maduración y crecimiento en interacción con el ambiente implican al desarrollo. Entonces el desarrollo abarca la totalidad de los fenómenos implicados en los cambios. Incluye los aspectos cualitativos y cuantitativos (crecimiento y maduración) siempre en relación a un intercambio con el medio social como fuente y origen de los estímulos necesarios para completar ambos. Por ejemplo, un niño a los seis meses, por más estimulación que reciba del medio, no logrará adquirir la marcha, pues falta la maduración necesaria; así como a los 14 meses estando apto para caminar, otro niño no lo hace.
La madre y el primer vínculo
Winnicott propone un concepto llamado “Preocupación materna primaria” entendida como la fase de sostenimiento. Esto sucede desde que la mujer está embarazada. Hay una creciente identificación con el niño, a quien ella asocia con la imagen de un “objeto interno” y que pertenece allí a pesar de todos los elementos adversos que existen en ese ámbito. El rasgo predominante es la disposición y la capacidad de la madre para despojarse de todos sus intereses personales y concentrarlos en el bebé. De allí la preocupación materna primaria.
Una vez que el niño nace, esta preocupación le da a la madre la capacidad especial para hacer lo adecuado, supone qué le pasa al niño. Es decir, la madre se identifica 100% al bebé, por lo tanto lo conoce y se adapta a todas sus necesidades para crear el primer vínculo.
En síntesis, podríamos establecer que la “Preocupación Materna Primaria” implica:
- Sensibilización exagerada de la madre
- Proceso de identificación
- Exclusión de intereses
Esto constituye a una madre lo “suficientemente buena”.
¿Con que cuenta el niño al principio?
- Movilidad y sensibilidad
- Tendencias del desarrollo
- Instintos ligados a diferentes zonas que van a ir desarrollando, por ejemplo: la boca.
Con una madre lo suficientemente buena, el niño inicia un proceso de desarrollo personal y real. Pero no sólo depende de la madre, sino que a la vez tiene que sumarse un AMBIENTE FACILITADOR.
El YO del niño es a la vez débil y fuerte: todo depende de la capacidad de la madre de proporcionar apoyo al YO del niño. Cuando el YO de la madre está sintonizado con el del niño, ella puede darle apoyo orientándose hacia sus necesidades, es decir a modo de la preocupación primaria. Dicho en otras palabras, la fortaleza del yo del niño está ligada al aporte yoico de la madre.
Por el contrario, cuando el apoyo yoico de la madre no existe, es débil o tiene altibajos, el niño no puede desarrollarse en forma personal. Por lo cual el proceso queda condicionado a una serie de reacciones frente al ambiente y NO por las exigencias internas y los factores genéticos.
La díada
Cuando la pareja madre -bebé funciona bien, el YO del niño es muy fuerte, porque está apuntalado en todos los aspectos. Si bien Winnicott nombra a la madre, entendemos que se trata de la función materna y que cualquiera puede llevarla a cabo, siempre que respete las responsabilidades de tal rol.
Sostenimiento
La forma en que la madre toma en sus brazos al bebé está muy relacionada con su capacidad para identificarse con él. Sostenerlo de manera apropiada es un factor básico en el cuidado y cualquier falla provoca una intensa angustia en el niño ya que genera la sensación de desintegrarse, la sensación de caer interminablemente e incluso el sentimiento de que la realidad externa aumenta la ansiedad en lugar de tranquilada.
Manipulación
Contribuye a que se desarrolle en el niño una asociación psicosomática que le permite percibir lo real como contrario a lo irreal. Por lo tanto una manipulación deficiente va en contra al desarrollo del tono muscular, contra la coordinación y también contra la capacidad del niño para disfrutar de la experiencia del funcionamiento corporal y de la experiencia de ser.
Mostración de objetos
Promueve en el bebe la capacidad de relacionarse con objetos, hace real el impulso creativo del niño. Las fallas en esta parte del primer vínculo en este caso bloquean el desarrollo de la capacidad del niño para sentirse real al relacionarse con el mundo concreto de los objetos y los fenómenos.
Entonces, el desarrollo es producto de la herencia, de un proceso de maduración y de la acumulación de experiencias de vida, pero no tiene lugar a menos que se cuente con un medio favorable que al comienzo tiene una importancia totalmente absoluta.