La adicción a las drogas es un trastorno tratable. Las investigaciones sobre la ciencia de la adicción y el tratamiento de los trastornos por el consumo de drogas han llevado a la creación de métodos basados en la investigación que ayudan a las personas a dejar de consumir drogas y retomar una vida productiva, un proceso al que se llama recuperación.
La decisión personal de dejar alguna adicción no es siempre el primer paso para la recuperación, aunque lo sea en muchos casos. Aunque el adicto no quiera recuperarse, es decisión de la familia el comenzar a ayudarlo para dejar las drogas. Esto quiere decir que no depende del adicto, sino de que la familia aprenda a ayudarlo por medio de técnicas de intervención. Estas técnicas deben ser supervisadas por profesionales especializados en drogadicción.
Lo ideal al tomar esta determinación es buscar algún centro de desintoxicación que disponga de un grupo de profesionales que incluyan psicólogos, psiquiatras, médicos clínicos, entre otros, para ayudar no sólo al paciente en cuestión sino a toda su familia. Cuando un miembro de la familia es adicto, toda la familia lo es. La dinámica de las relaciones, la comunicación y la conducta de sus miembros, cambian y se hacen disfuncionales, como resultado del proceso adictivo. Los cambios producidos pasan a formar parte del cuadro de la adicción, provocando así codependencia y dando lugar a la conducta adictiva.
La drogadicción es un problema que puede afectar a cualquier persona, independientemente de su edad, nivel económico o clase social y saber cómo dejar las drogas es un reto para el adicto y su familia. Aunque hay herramientas de prevención, la adicción a las drogas es un problema de salud pública muy importante que se sigue cobrando la vida de miles de personas en España.
Terapias de conducta
Las terapias conductuales ayudan a las personas que están bajo tratamiento por drogadicción a modificar sus actitudes y comportamientos relacionados con el consumo de drogas. Como resultado, los pacientes son capaces de afrontar situaciones de estrés y varios factores desencadenantes que podrían causar otra recaída. Las terapias conductuales también pueden aumentar la eficacia de los medicamentos y ayudar a que el paciente continúe con el tratamiento durante más tiempo.
La terapia cognitivo conductual busca ayudar a los pacientes a reconocer, evitar y hacer frente a las situaciones en las que es más probable que consuman drogas.
El control de contingencias usa la reafirmación positiva, como por ejemplo otorgar recompensas o privilegios por no consumir drogas, asistir a las sesiones de apoyo psicológico y participar activamente en ellas o tomar los medicamentos del tratamiento de acuerdo con las indicaciones.
La terapia de estimulación motivacional usa estrategias para aprovechar al máximo la disposición de una persona para modificar su comportamiento e iniciar tratamiento.
La terapia familiar ayuda a las personas con adicción a las drogas (especialmente a los jóvenes) y sus familias a examinar los factores que influyen en las pautas de consumo y mejorar el funcionamiento general de la familia.
La facilitación en 12 pasos es un tratamiento individual que normalmente se realiza en 12 sesiones semanales para preparar a la persona para que participe activamente en programas de 12 pasos de apoyo mutuo. Los programas de 12 pasos, como el de Alcohólicos Anónimos, no son tratamientos médicos, sino que ofrecen apoyo social y complementan el tratamiento médico. La facilitación en 12 pasos sigue las fases de aceptación, entrega y participación activa en la recuperación típicas de los programas de 12 pasos.
El estigma de la enfermedad
El adicto debe vencer el estigma que esta enfermedad trae asociado, pues todavía muchas personas (incluido el que la padece) la consideran un vicio: una conducta que el individuo puede controlar, pero no quiere hacerlo. En este sentido, se requiere valor para buscar ayuda.
La adicción a las drogas es una enfermedad crónica, lo que significa que no tiene cura. También es progresiva, cuestión que quiere decir que va a más si no se atiende. Las consecuencias de la adicción abarcan todas las áreas de la vida de una persona. Es como un agujero negro que se traga todo lo que hay a su alrededor: salud, familia, pareja, amigos, economía, trabajo, estudios. Se dice que hay tres finales para esta enfermedad: cárcel, hospital o muerte.
Un rayo de esperanza
El adicto no elige esta enfermedad, pero puede elegir cómo encararla. En este sentido, puede hacerlo de dos maneras como un adicto en activo o un adicto en recuperación. Elegir la segunda opción es elegir la esperanza y, sobre todo, trabajar para alcanzar y mantener un estilo de vida saludable.
Esta transición de adicto en activo a adicto en recuperación comienza con tres pasos básicos. El primer paso es reconocer que hay un problema. Para ello hay que vencer la negación y la ilusión de control. Frases como “todo el mundo consume”, “yo lo controlo”, “puedo parar cuando quiera”, “lo mío no es tan grave” o “la culpa de mi consumo la tiene…” son algunas frases que pueden servir de ejemplo.
Elegir cómo encarar la adicción a las drogas
Encarar la realidad del consumo es sumamente importante. Ni siquiera se trata solamente de cuánto se consume sino del precio que tiene el mismo. Responder con honestidad las siguientes preguntas puede ser un elemento de gran ayuda para tomar conciencia del problema: ¿dejo de asistir a actividades sociales por consumir?, ¿paso gran parte de mi tiempo pensando cómo conseguir mi sustancia?, ¿he abandonado actividades familiares importantes por consumir o conseguir sustancias?, ¿cada vez necesito una cantidad mayor para conseguir el efecto deseado?, ¿he tenido problemas con mi familia o pareja por causa de mi consumo?, ¿mi resultados en el trabajo o los estudios se han visto afectados por causa de mi consumo?, ¿cada vez necesito más tiempo para recuperarme de los efectos de las sustancias?, ¿necesito saber que tengo mi sustancia disponible para sentirme tranquilo?
Si la respuesta a alguna de estas preguntas ha sido afirmativa, es hora de realizar el segundo paso, que consiste en pedir ayuda. Estas preguntas son solo una guía, pero la evaluación y diagnóstico de la enfermedad debe ser realizada por los profesionales calificados para ello. Es por ello que se recomienda pedir cita con los Servicios de Salud correspondientes. Una vez que se tiene el diagnóstico, se requiere valor para dar el tercer paso, que consiste en aceptar la ayuda.
Aspectos a tener en cuenta
Puede alentar a un adicto a recibir tratamiento, pero no puede forzarlo. Al final, tiene que ser su decisión. Puede recomendar que su ser querido consulte a un médico que hablará sobre sus opciones de tratamiento.
Tenga en cuenta que, para muchos adictos, la recuperación es un proceso de por vida. Las cosas pueden mejorar con el tiempo, pero siempre es posible una recaída. Al brindar apoyo a su ser querido, no se olvide de sus propias necesidades. Usted también puede beneficiarse de apoyo o terapia. Hable con un médico sobre cómo obtener ayuda para usted, un niño o su familia en general.