¿Qué es la resiliencia?

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La utilización e investigación del concepto de resiliencia y los factores asociados al mismo se encuentran inmersos en el paradigma de la Psicología Positiva, centrándose en aquellos aspectos y variables de la adaptación humana que promueven un desarrollo sano del individuo. Atendiendo a sus capacidades potenciales, en contraste con los enfoques tradicionales de riesgo centrados en las consecuencias negativas de las problemáticas psicosociales, como las necesidades, los déficits y los traumas.

La resiliencia dirige su atención, en este sentido, a aquellos factores que permiten un ajuste satisfactorio a la persona en entornos y circunstancias adversas, promocionando las capacidades y potencialidades humanas, y promoviendo de esta manera, el funcionamiento y desarrollo saludable del individuo y las comunidades.

El concepto de resiliencia

El término resiliencia ha sido ampliamente estudiado durante los últimos años, aunque no se ha llegado a una definición concluyente por parte de las diferentes investigaciones. Pero sí podemos mencionar que existen ciertos elementos comunes en su amplio espectro de definiciones.

La resiliencia es un término que proviene de la física para referirse a la capacidad que poseen ciertos materiales para recuperarse o volver a su estado original después de haber soportado ciertas cargas o impactos, como por ejemplo, un metal que vuelve a su forma original tras haberle aplicado una gran presión sobre él para doblarlo.

Si acudimos a su etimología, la palabra resiliencia proviene del latín “resilio”, que significa volver atrás, rebotar, reanimarse. Siendo por lo tanto conocida la capacidad del ser humano para sobrellevar ciertas situaciones adversas y salir incluso fortalecido de ellas como Resiliencia.

Además, se tiene referencia sobre este concepto durante la década de 1970, cuando un grupo de psicólogos y psiquiatras comenzaron a prestar atención a este fenómeno en niños con riesgo de psicopatologías y problemas de desarrollo debido a circunstancias genéticas o experiencias vividas que mostraban desarrollos positivos a pesar de los acontecimientos. Pero fue Michael Rutter el que acuñó el término en las ciencias sociales para referirse a las personas que a pesar de estar sometidas a situaciones y condiciones de elevado estrés, son capaces de desarrollarse psicológicamente sanos, respetando las normas sociales de su entorno y haciéndose menos vulnerables para situaciones difíciles futuras (El Sahili, 2010; Munist, Santos, Kotliarenco, Suárez, Infante y Groetberg, 1998).

Así, podemos decir que cualquier individuo que se ha encontrado inmerso en una situación estresante y ha sido capaz de salir fortalecido mediante la utilización de sus propios recursos, ya sean estos internos o externos es resiliente. Incluso podemos agregar que no es solo un fenómeno observado a nivel individual, sino que también encontramos familias, grupos y comunidades con características resilientes. Sin olvidarnos de que no podemos considerarlo como un estado permanente e invulnerable, ya que las personas, familias y grupos que presenten estas características, tendrán momentos de debilidad, al igual que en otros su capacidad de resistencia, adaptación y superación quedarán reflejados en su forma de actuar.

¿Qué factores contribuyen al desarrollo de la resiliencia?

Los estudios sobre la resiliencia son relativamente recientes. Surgen muchas inquietudes e interrogantes al hablar sobre este tema. La evidencia empírica define como complejos los determinantes de la resiliencia incluyendo factores sociales, biológicos y psicológicos.

Desarrollo de la resiliencia

En las personas resilientes se puede observar la interacción entre las variables constitucionales, biológicas y genéticas con las variables ambientales y las conductas aprendidas para resolver determinadas situaciones adversas. Así lo afirma Boris Cyrulnik: “La resiliencia se teje: no hay que buscarla solo en la interioridad de la persona ni en su entorno, sino entre los dos, porque anuda constantemente un proceso íntimo con el entorno social”.

Aspectos biológicos de la resiliencia

La resiliencia como función o propiedad compleja de los sistemas biológicos permite al organismo adaptarse a las situaciones y a los cambios permanentes, manteniendo por un lado la homeostasis de las funciones biológicas principales y haciendo posible el regreso a un estado previo de funcionamiento fisiológico y adaptativo, cuando se ha producido un daño o alteración por un factor considerado como estresante.

Desde la biología y la neurociencia, se considera al cerebro como el órgano ejecutor central del sistema biológico responsable de la resiliencia, así como el encargado de la regulación de los mecanismos neurobiológicos, cognitivos y psicológicos del individuo vinculados con la respuesta al estrés, involucrada en el desarrollo de la capacidad resiliente.

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Las investigaciones han demostrado que la capacidad para sobreponerse a la adversidad proviene de una mayor activación de la región izquierda de la corteza prefrontal. Así, las personas resilientes pueden llegar a activar hasta 30 veces más la región prefrontal izquierda que otras con baja resiliencia (Davidson, 2012). Además de presentar conexiones más fuertes (más materia blanca) entre la corteza prefrontal y la amígdala, las personas que se recuperan rápidamente (Davidson, 2012). La corteza prefrontal atenuaría las señales emitidas ligadas a las emociones negativas de la amígdala, permitiendo de esta manera al cerebro planificar sin la distracción e influencia de las emociones negativas.

Otros aspectos determinantes de la resiliencia

Además de los factores biológicos, se deben tener en cuenta otros aspectos que podrían contribuir a que se inicie o no el proceso resiliente, como son los factores de riesgo y vulnerabilidad y los factores de protección, presentes desde la infancia.

Una serie de estudios promovidos por Werner (1982, 1989) y Garmezy (1993) permiten distinguir cuatro aspectos que se repiten de manera recurrente en algunos individuos, especialmente en niños en situaciones adversas y conflictivas, que promueven los comportamientos resilientes.

niños resilientes

-Características del temperamento como capacidad reflexiva, adecuado nivel de actividad y responsabilidad, estrategias de afrontamiento, expectativas realistas, etc.

Capacidad intelectual promedio y forma de utilizarla como una buena resolución de problemas.

-Naturaleza de la familia: cohesión, ternura, preocupación por el bienestar de los hijos, relación cálida

-Disponibilidad de fuentes de apoyo externo como contar con un profesor, un padre/madre sustituto o instituciones como las escuelas, agencias sociales o iglesia entre otros.

Otros estudios ponen especial énfasis en el desarrollo de una buena autoestima y perspectiva de autoeficacia, valores optimistas y religiosos, una gran capacidad de flexibilidad, capacidad de introspección y autonomía, establecimiento de metas realistas y empatía entre otras. Pero debemos señalar que ningún factor en particular y por si solo promueve la resiliencia. Y que ante la gran cantidad de estudios e investigaciones realizadas sobre el tema, los aspectos varían, coincidiendo en la esencia de la fortaleza del individuo y sus relaciones, así como en ciertas habilidades cognitivas.

¿Cómo ser una persona resiliente?

Anteriormente se creía que ser resiliente era una capacidad innata que poseían algunos individuos para adaptarse de manera positiva a las situaciones desfavorables. En el presente siglo, se llego a la conclusión de que la resiliencia es un proceso. Este proceso, se basa en como un individuo interactúa con los demás y con su entorno. Por esta, razón exploraremos algunos consejos que te permitirán ser una persona resiliente.

Entrenando la resiliencia

Reconocen los contextos de sus entornos

La capacidad de detectar las situaciones en las que probablemente resulte es imposible que presenten cambios a medianos o a largo plazo.  Por lo tanto, cuando defines este tipo de contextos no te planteas falsas esperanzas y te centras en cómo adaptarte a estos escenarios. De hecho, deberás centrarte en como encargarte de esta nueva experiencia por la que atraviesas.

Persona resiliente

Rodéate de personas con actitud positiva

Para desarrollar la resiliencia, es esencial poseer esa una actitud positiva incluso ante las situaciones mas adversas. Por esto, es necesario que te rodees de personas que puedan portar ese positivismo a tu vida. De manera, que no pretenden ignorar o borrar sus recuerdos, sencillamente desvían su atención con otras cosas. Rodearte de personas positivas permitirá que el flujo de optimismo en tu entorno te afecte.

No dejes de buscar metas

A pesar de la aceptación de las situaciones que no son favorables, estos no dejan que afecten en su vida y sus propósitos personales. Para desarrollar, la resiliencia debes dejar de pensar en todo lo malo que está sucediendo y concentrarte en tus objetivos. Así que, sin importar el tamaño de tu meta, por muy intrascendente que parezca es la clave para ser responsables por nuestros propios actos.

Ejerce  sistemas para mejorar tu autoestima

Ser resiliente significa que debes reconocer que tipo de acciones serán las que determinarán tu futuro. Por lo tanto, las personas resilientes orientan sus actividades hacia la ascenso de la autoestima y autoconfianza. De esta manera se aseguran que la resguardan su eficiencia y la continuidad de sus labores.

Adversidades de resiliencia

Sumérgete en la cultura

Experimentar la cultura será vital para el desarrollo de tu resiliencia, debes explorar formas de pensamiento y acción alternativas. Por lo esto, descubre pensadores, autores y artistas que exponen su mundo mental. De esta manera, tu perspectiva de la vida podrá ampliarse y aprenderás a que puedes vivir de diferentes maneras que no conocías.

Reservan momentos para pensar

Cuando nos enfrentamos a las adversidades debemos observar más allá del estrés o la melancolía que podemos atravesar en ciertas ocasiones. Por esta razón, las personas resilientes suelen planificar sus objetivos y hacer que se plasmen en un plazo futuro. Esto se debe a que ya llevan tiempo perteneciendo a la práctica de la resiliencia

Los beneficios de ser una persona con capacidad de atravesar situaciones difíciles y superarlas, puede ser la clave de tu éxito futuro. Existen cientos de personas que mediante las situaciones que los agobiaban, se superaron a sí mismas. Por lo tanto, pon en práctica estos consejos y aprende más sobre la resiliencia.

¿Cuáles son los 7 pilares de la resiliencia?

Los 7 pilares de la resiliencia son un conjunto de habilidades y características que ayudan a las personas a afrontar y superar los desafíos y adversidades de la vida de manera saludable y positiva. Estos pilares proporcionan una base sólida para desarrollar la resiliencia emocional y mental. Aunque existen diferentes enfoques, aquí te presento una lista comúnmente mencionada:

  1. Autoconciencia: Es la capacidad de reconocer y comprender las propias emociones, pensamientos, fortalezas y debilidades. La autoconciencia es esencial para identificar cómo te sientes frente a situaciones difíciles y para saber cuándo necesitas pedir ayuda o buscar apoyo.
  2. Autocuidado: Implica mantener hábitos y prácticas que promuevan tu bienestar físico, emocional y mental. Esto incluye tener una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente, dormir lo suficiente y dedicar tiempo a actividades que disfrutes y te relajen.
  3. Red de apoyo: Contar con relaciones sociales sólidas y saludables es fundamental para la resiliencia. Tener personas en quienes confiar y que puedan brindar apoyo emocional y práctico durante momentos difíciles es crucial para superar las adversidades.
  4. Optimismo realista: Cultivar una actitud positiva y optimista, pero fundamentada en la realidad, te ayudará a enfrentar los desafíos con una perspectiva constructiva y esperanzadora.
  5. Habilidades de afrontamiento: Desarrollar estrategias eficaces para manejar el estrés y las emociones negativas es esencial para mantener la resiliencia. Estas habilidades pueden incluir la búsqueda de soluciones, la adaptabilidad y la gestión de las emociones.
  6. Autonomía: Tener la capacidad de tomar decisiones y actuar de manera independiente y responsable es una característica clave de la resiliencia. La autonomía te permite asumir el control de tu vida y enfrentar los desafíos de manera proactiva.
  7. Propósito y sentido de vida: Contar con un propósito claro y un sentido de vida puede proporcionar un impulso significativo durante tiempos difíciles. Saber cuáles son tus metas y valores te ayuda a mantener el enfoque y la motivación para superar las adversidades.

Estos pilares trabajan en conjunto para fortalecer tu capacidad de resiliencia y enfrentar de manera positiva y efectiva los desafíos que la vida presenta. Vale la pena destacar que la resiliencia es una habilidad que se puede desarrollar y mejorar con el tiempo y la práctica.

La esfera de la resiliencia es un todo con cada una de sus partes, las cuales no adquieren sentido sino en función de ese todo, caracterizado por ser una amalgama de factores interactuantes.

La resiliencia es un proceso dinámico, el resorte para adaptarse de manera positiva en situaciones de adversidad.

Bibliografía utilizada:

-Cyrulnik, Boris. Los patitos feos, la resiliencia una infancia infeliz no determina la vida, Editorial Gedisa, 5ª ed. Barcelona- España, 2003.

-Fores, Anna y Grané, Jordi. La resiliencia. Crecer desde la adversidad. Editorial Plataforma. Barcelona, 2008.

-García-Vesga, M. C. & Domínguez-de la Ossa, E. (2013). Desarrollo teórico de la Resiliencia y su aplicación en situaciones adversas: Una revisión analítica. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales,Niñez y Juventud, 11 (1), pp. 63-77.

Ingeniero informático, actualmente CEO y propietario de las empresas psiqueviva.com. Amo escribir y leer artículos interesantes e intento proporcionárselos a los usuarios de esta plataforma.